La ranchería Nicolás Bravo del municipio de Jalpa de Méndez, Tabasco, se tiñó de sangre en diciembre de 2016, cuando un padre de familia acabó con la vida de su hijos y su esposa, y luego, con la de él.
El asesino se llamaba Ramón “N”, era trabajador de una empresa cementera. El hecho sorprendió a quienes lo conocían, sin embargo reconocieron que había problemas en ese hogar.
Todo sucedió en la noche, los tres menores Ángel, 4; Nicole, 6 y Magally 7 años y su mamá, Patricia “N” de 40 años, dormían sin imaginar los terribles momentos que pasarían y acabarían con sus existencias.
Habitantes de la comunidad mencionaron a la Policía Municipal que se escucharon unos gritos y golpes en la vivienda, los uniformados al entrar encontraron cinco cuerpos, cuatro en un charco de sangre y uno colgado de una viga.
De acuerdo a las indagatorias, el asesino utilizó un marro para finiquitar a los niños, mientras que a la cónyuge le enterró un cuchillo en la cabeza. Pero la cadena de violencia y muerte no terminaba ahí, luego él se ahorcó. No se sabe lo que motivó a cometer tal atrocidad; los pobladores se mostraban consternados por el crimen.
Pese a que lo catalogaban como un hombre pacífico, hubo quienes señalaron que era alguien muy celoso, tenía problema problemas de alcoholismo y económicos. Además que en el hogar había violencia intrafamiliar.
Aquel homicida tenía algunos años que había llegado a vivir en el poblado mencionado renglones arriba, su lugar de origen estaba en Huimango, Cunduacán.
Finalmente, los cuerpos fueron llevados al Servicio Médico Forense (Semefo), mientras el poblado quedada horrorizado por los acontecimientos, que nunca se olvidarían.