Era la mañana del 18 de febrero de 2016. La muerte cubrió con su manto la populosa colonia La Manga I, caracterizada por ser una de las zonas donde se registran toda clase de hechos delictivos de manera cotidiana. Pero esta noche, la sangre correría a manos de los propios habitantes.
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Lo que parecía una jornada normal dio un giro no previsto. Tres perversos sujetos, dos de ellos identificados como “El Flaco” y “El Chayo”, quien, dicho sea de paso, era un conocido pandillero que mantenía asolados a los colonos con sus fechorías; esa mañana estos dos individuos y uno más, amanecieron ávidos de lujuria, y pretendieron saciar sus más bajos instintos con una menor, a la que interceptaron y metieron a la fuerza a una vivienda abandonada con la intención de ultrajarla.
Sin embargo, no lograron su cometido, ya que los vecinos se percataron de su fechoría e impidieron que culminaran el aberrante acto, logrando rescatar a la pequeña e iniciando desde ese momento la cacería de los frustrados violadores.
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Ante tal situación, los malhechores emprendieron la huida. Dos de ellos lograron volverse “ojo de hormiga” y desaparecieron. No corrió la misma suerte el sujeto identificado como “El Chayo”, quien se refugió en la vivienda de su madre en la misma demarcación, situación de la cual dieron cuenta sus captores, por lo cual montaron guardia a las afueras de la citada vivienda con la intención de cobrárselas por mano propia. Se decían hartos de la delincuencia, y no iban a pasar por alto la situación.
A pesar de que los familiares de la menor agraviada acudieron ante la Agencia de Delitos Sexuales de la Fiscalía, no fueron atendidos, lo cual enfureció a la turba que, armados con tubos, palos, machetes y piedras, montaron guardia a las afueras de la vivienda en la que se refugió, esperando que saliera para hacer justicia.
Ante la negativa de “El Chayo” por salir de su escondite, la gente, enardecida, prendió fuego a la casa, lo que lo obligó a salir, siendo capturado por la muchedumbre que, sin tocarse el corazón, arremetió en su contra a golpes y machetazos. Uno de ellos, a la altura del cuello, terminó con su vida.
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Los hechos y la identidad del ejecutor quedaron grabados en un video de apenas 35 segundos, que rápidamente corrió como pólvora en el ciberespacio, poniendo a Tabasco en la mira nacional por el acto de brutalidad que acababa de ocurrir en la tristemente célebre colonia La Manga I.
En el clip, grabado con un teléfono celular, se identifica al sujeto que asesta el machetazo mortal. El individuo que degüella a “El Chayo” portaba gorra negra, cubre su rostro con un trapo verde, y viste playera color naranja, sin mangas.
Policías y bomberos hicieron acto de presencia en el lugar con la intención de detener el linchamiento y calmar los ánimos, pero no pudieron, ya que los mismos colonos se encargaron de amenazarlos y correrlos del lugar.
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Ante la situación, las autoridades iniciaron las indagatorias para ubicar a los participantes de la masacre de “El Chayo”.
La tensión y el miedo se apoderó de la zona, ya que al día siguiente se decía que familiares del occiso buscaban a quien le dio muerte para cobrar venganza. Tres sujetos fuertemente armados merodeaban la zona, al parecer a la cacería de quien mató a su familiar.
Esto ameritó que se diera una fuerte movilización policiaca en la zona, y se lograra la detención de uno de ellos. Sin embargo, éste se deslindó de los hechos. Los colonos se mantuvieron unidos y a la expectativa de que algo más ocurriera como consecuencia del homicidio de “El Chayo”, quien pagó cara su osadía de pretender ultrajar a una menor.