La calle de la muerte si la busca en un documento oficial nunca la encontrará, ese sobrenombre se lo dieron sus habitantes, por las ejecuciones de las que han sido testigos. La vialidad es parte de la colonia Gaviotas Norte, en Villahermosa.
El nombre real de este tramo de concreto y casas es Calle Uno, debajo del puente Grijalva 2. Relativamente cerca se encuentran las instalaciones de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana; alrededor de un kilómetro separa esta parte de la ciudad del edificio.
Los hechos ocurridos en 2019 confirmaron que la zona era de alta peligrosidad, a tal grado, que los lugareños temían circular a cualquier hora del día. El dato duro de las autoridades indicó que en seis meses de aquel año (hasta noviembre) ocho personas fueron ejecutadas.
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¿Qué ocurrió en 2019 en la calle de la muerte?
El recuento de la cadena de atrocidades comenzó el 2 de mayo, fecha en que tres hombres fueron baleados, los perpetradores tras lograr su objetivo huyeron. Cuatro días después, cuando aún estaban recientes las ejecuciones, los vecinos presenciaron una balacera. El saldo fue de un muerto y tres heridos.
No concluía el quinto mes del año cuando el 11, los ciudadanos hallaron a dos personas ejecutadas, la Policía acudió para corroborar la información, encontrando los cuerpos con las huellas que indicaban haber tenido una muerte violenta. Los hechos de sangre señalaron que el acumulado de esos primeros 11 días era de seis muertes, todas por el plomo de las balas.
¿Cuántos ejecutados hubo en la calle de la muerte en noviembre?
La ola de violencia parecía que había llegado a su fin, pero en noviembre volvió. El 15 se escucharon detonaciones en un domicilio; de nueva cuenta la tranquilidad de los habitantes se vio interrumpida. Las personas alertaron a los uniformados, en la llamada se decía que se escuchaban detonaciones en una vivienda.
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Al llegar los guardianes del orden encontraron un cuerpo, los que se atrevieron hablar, decían que le apodaban ‘La Chocha’, cerca del cadáver un herido, el cual fue trasladado a un hospital.
Seis días después, un hombre que caminaba cerca del puente Grijalva 2, fue acribillado por un comando armado, la víctima murió durante su traslado a un nosocomio.
Tras los ataques, la ciudadanía pidió más vigilancia a las autoridades. Para los vecinos estaba claro, la Calle Uno necesitaba más rondines, lo vivido en seis meses los mantenía con miedo a que una bala perdida los convirtiera en parte de esa estadística fatal de ejecuciones.