Eran las 9 de la mañana del 27 de septiembre de 2015. Cuatro jóvenes que viajaban a bordo de una camioneta Ford Ranger color blanca se disponían a estacionarse en la vivienda de uno de ellos en la calle Belisario Domìnguez de la colonia El Águila, cuando una patrulla les dio alcance y abrió fuego en su contra a quemarropa.
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Dos de ellos, Alejandro y Miguel Ángel, perecieron. En tanto que sus acompañantes resultaron lesionados. Todo se trató de una confusión, según aseguraron los testigos de los hechos.
Minutos antes, la unidad en donde se trasladaban los elementos de la Policía Federal había sido baleada por sujetos que conducían un vehículo Spark color blanco, logrando lesionar a uno de los agentes, identificado como Esteban Pérez, el cual, herido, pidió apoyo a sus compañeros.
Fue de esta manera en que inició una persecución entre los federales y los pistoleros, pero al llegar a la citada arteria, se confundieron de vehículo y sin contemplaciones, rafaguearon la camioneta en la que viajaban los jóvenes que, a decir de testigos que conocían a los muchachos, eran personas de bien.
Al dar cuenta de la magnitud de lo ocurrido, los agentes al parecer buscaron justificar su acción “sembrando” pólvora en los cuerpos y un arma dentro de la unidad; además, se dijo que hubo manipulación de los cadáveres en el Servicio Médico Forense (Semefo), además de otras anomalías que atribuyeron a la Fiscalía General del Estado (FGE).
Los hechos despertaron la indignación de familiares, amigos, conocidos y la sociedad en general, lo que dio origen a manifestaciones exigiendo justicia por los jóvenes abatidos.
Unos días después de los hechos de sangre, un contingente vestido con playeras blancas, mantas y globos, recorrió las calles de la ciudad, gritando consignas contra las autoridades, al considerar que la muerte de Alejandro, de 26 años, y Miguel Ángel, de 31, fue una confusión de los elementos federales.
La comitiva fue encabezada por sus padres y hermanos; eran alrededor de 400 personas, y entre las consignas que expresaban, figuraban: “¿Dónde están los que prometieron que nos iban a cuidar?, se llevaron dos hermanos y no los quieren regresar”, “Justicia para Miguel y Alejandro; te amamos Miguel se te hará justicia; exigimos justicia para Alejandro Contreras Sierra. Te amaremos siempre, todos somos Alex; hoy soy yo mañana puedes ser tú”, entre otras.
Una de las amigas de los malogrados jóvenes aseguró que ellos no sabían manejar armas, y que la Fiscalía estaba mintiendo.
En tanto, la Procuraduría General de la República (PGR) atrajo las investigaciones de los hechos, según lo informaba el entonces titular de la FGE, Fernando Valenzuela, quien aseguró que durante el enfrentamiento no participó ningún elemento de la Policía Estatal ni de la Policía de Investigación de la Fiscalía.
Y pese a que los hechos ocurrieron a las 9 de la mañana, sus familiares pudieron identificar los cuerpos 12 horas después, despertando suspicacias.
En tanto, a través de la página change.org, el hermano de Alejandro, Roberto Carlos, lanzó una petición de justicia dirigida a Derechos Humanos Nacional e Internacional, ONU, y Amnistía Nacional e Internacional.
En ella, se detallaba que los agentes abrieron fuego en contra de los muchachos cuando se dirigían a su hogar; descargaron su metralleta en contra de los occisos, dejando malheridos a los otros dos acompañantes, a quienes al intentar ingresar a la vivienda, los policías ordenaron matar para que no quedaran testigos, lo cual fue impedido por vecinos y familiares.
Ante esto, los federales huyeron y alteraron la escena de los hechos, sembrando el arma y droga, y dejaron abandonada la patrulla y las metralletas. Todo quedó documentado en videos que en su momento fueron dados a conocer. La petición consiguió 4 mil 986 firmas.