El 10 de febrero de 2009 una persecución que inició en Villahermosa terminó con la captura de integrantes de los Zetas, no sin antes dejar un rastro de violencia durante la huida de los sujetos.
Una camioneta Suburban gris plata circulaba sobre la avenida Adolfo Ruiz Cortines, una de las principales vías de Villahermosa, dentro de la unidad cinco sujetos. A la distancia una patrulla de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJ), hoy la Fiscalía General del Estado (FGE).
Un elemento de la corporación policiaca les marcó el alto, pero el transporte ignoró la orden, siguieron de largo, a toda velocidad. Los uniformados comenzaron la persecución, las dos máquinas iban sobre la carretera Villahermosa-Escárcega.
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Primera balacera: Zetas abren fuego
Los disparos comenzaron, son los perseguidos que abrieron fuego, los otros respondieron; de pronto pasaron a la defensiva, sí, ellos detonaron sus armas, pero fue más por instinto, sabían que sino lo hacían ahí podrían acabar sus días. El enfrentamiento se dio cerca de un hotel.
Concluyó el tiroteo, no hay heridos, la unidad fugitiva continuó sobre el asfalto, se dirigieron rumbo a Macuspana. Los agentes del orden sabían que necesitaban refuerzos, lo solicitaron. Se sumó un helicóptero, como si fuera una película de acción, la aeronave fue por los sicarios.
Cerro Tortuguero: Zetas caen
Los tripulantes de la camioneta llegaron cerca del cerro conocido como El Tortuguero, se toparon con elementos de la PFP; la reacción volvió a ser la misma, agarraron sus armas y las accionaron, se inició una segunda balacera.
No corrieron con la misma suerte, a diferencia del enfrentamiento anterior ahora hubo un muerto y cuatro detenidos, las cifras correspondían a los que huían. Ningún policía muerto. La PGJ informó a los medios que las lesiones son en brazos y piernas.
El discurso de un político
Comenzó a fluir la información, entre la que destacó: El muerto y los heridos pertenecían a los Zetas. Las autoridades y el gobernador de Tabasco, Andrés Granier, no desaprovecharon y presumieron la captura. El Ejecutivo estatal ante los micrófonos mencionó: “Ni un paso atrás en la lucha contra la delincuencia”.
El acto violento se convirtió en un eslabón de la politiquería, los tripulantes de aquella unidad nunca imaginaron que se convertirían en parte del discurso de un político. Tras la frase, el mandatario reconoció que los cárteles de la droga están presentes en el sureste.
A la revelación vino otra: Estos grupos tienen armas más poderosas; de calibres superiores a las que cargan los policías. Sin embargo, advirtió que Tabasco no daría un paso atrás, propagando más que verdad.