NEZAHUALCÓYOTL, México., a 15 de julio.- El cuerpo de Pedro Misael, el joven mariachi mexiquense que en vida hubiera deleitado a decenas de personas, entonado hermosas canciones con su vihuela, fue velado la tarde de este viernes, en calles de la colonia Benito Juárez.
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Desde temprana hora, su hermana, primas y tíos, alistaban los cirios y los arreglos florales que flanquearían el féretro en el que llegaría Misael, el músico de 20 años que partió de casa, sin que se sospechara siquiera que ya no volvería con vida.
Se sabe que hoy llega el cuerpo proveniente de Villahermosa, Tabasco, lugar en donde vivió sus últimos días el heredero de un talento musical que trascendió generaciones familiares. Ya no era él, algo lo cambió.
Venía de Cancún con rumbo a la Ciudad de México, luego de haber trabajado con un mariachi que solicitó sus servicios, su padre, confió en ellos. Esperaba su llegada desde el 4 de julio.
"No sé qué problemas hubo, y lo mandaron a la deriva. Dicen que andaba mal, pero fue una irresponsabilidad", dijo don Sergio, el progenitor dolido, refiriéndose a que todos se desentendieron de su hijo.
La mañana está nublada, pero no hace frío, aunque el bochorno obliga a descubrirse, todos utilizan chamarras y sudaderas de color oscuro.
Frente a la casa de la familia Rincón, hay una carpa blanca que cierra la circulación en ambos sentidos de la calle Mariquita, dispuesta para los acompañantes.
Don Efraín, tío del finado, toma el moño blanco que será colocado en señal de luto, observa por encima zaguán rojo y saca una escalera para intentar fijarlo en la fachada. Finalmente fue atado en lo alto del marco metálico.
La hermana, Citlalli, una joven de unos 18 años de edad, coordina apresuradamente el acomodo de las sillas, cerca de las 11:00 horas. Todos ayudan a barrer la calle y a limpiar. "Que en 20 minutos llegan", dice la joven aún con semblante sereno.
Una carroza color gris, llegó 30 minutos después al lugar, el primero en bajar del auto fue don Sergio, quien en medio de un llanto incontenible, se fundió en un abrazo con sus familiares.
En el momento en que los empleados de la funeraria bajaban el ataúd en color café, el ambiente se llenó de nostalgia y sufrimiento. "¡Mi hermano!", exclamó Citlalli, y su rostro ya no pudo contener el sentimiento desgarrador que provoca el perder a un ser amado.
La tía Lourdes, una mujer madura y con energía de sobra, estaba en todo. Era la más ecuánime, se sobreponía a la pérdida, sabía que necesitaba estar lúcida para cualquier imprevisto.
La abuela doña Margarita, de unos 80 años, salió a paso lento, ayudada por varias manos para despedir entre lágrimas y lamentos a "Periquito", como le decían de cariño al muchacho con ilusiones de crecer y forjase un camino propio en el medio de la música folclórica mexicana.
Yo le puse "Pedriño do nacimento. Desde pequeño se llevaba su vihuela para practicar hasta en la playa", dice el tío, don Efraín, quien habla únicamente para desahogar la honda pena que le embarga.
Sobre el ataúd fue colocado un elegante traje en color gris y un sombrero de charro, el cual en vida habría portado con gallardía el único varón de tres hijos, que con infinitas ilusiones, procreó esa pareja que en este momento no encuentra consuelo.
El destino le jugó en contra a Pedro, pues de acuerdo con la versión proporcionada por la familia, el joven bajó del camión de ADO y nadie reportó su ausencia; fue visto vagando desorientado por varias partes del Centro de Villahermosa, se topó con policías y no hicieron nada para retenerlo, se le vio a la orilla del río Grijalva y nadie hizo nada por él, sólo tomarle un par de fotos, como simple evidencia de que había estado ahí.
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"Yo creo muchas cosas que pasaron... pero eso se pudo haber evitado si hubiera habido responsabilidad de las personas que mandaron llamar a mi hijo", dijo don Sergio, quien además reclamó que la empresa de autobuses ADO, no dio razón alguna sobre las pertenencias del finado.
Además, solicitó el apoyo tanto del Gobierno, tanto de Quintana Roo como de Tabasco, para esclarecer las causas de la muerte del joven, quien fue encontrado el día 10 de julio flotando en aguas del río Grijalva.
"Las almas buenas como tú, no caben en este mundo" dice una manta colocada por la familia al interior de la carpa. El vacío que deja Misael es inmenso y esa vihuela, ya nunca sonará igual.