En el marco del Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados, un nuevo estudio revela la alarmante huella de carbono de los conflictos bélicos.
Un reciente análisis sobre el conflicto entre Israel y Gaza, ha sacado a la luz una realidad impactante: las guerras no solo dejan un rastro de muerte y destrucción, sino que también son una fuente masiva de contaminación.
La investigación, titulada "Una instantánea multitemporal de las emisiones de gases de efecto invernadero del conflicto Israel-Gaza", de varios investigadores de diferentes centros educativos internacionales, ha estimado las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generadas por actividades bélicas como bombardeos, uso de tanques, construcción de infraestructura militar y, lo más sorprendente, la reconstrucción posterior a los conflictos.
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Emisiones de GEI
Los resultados son alarmantes: las emisiones de GEI asociadas a un conflicto bélico pueden superar las emisiones anuales de decenas de países.
Esto se debe a diversos factores, como el consumo intensivo de combustibles fósiles en vehículos militares y aviones, la producción de materiales para la construcción y la destrucción de infraestructuras, y la liberación de contaminantes tóxicos al aire, suelo y agua.
Primeros 4 meses
El estudio estima que las emisiones de GEI en los primeros 120 días del conflicto superan las emisiones anuales de 26 países, considerando actividades como vuelos de carga, bombardeos, tanques y cohetes.
- Vuelos de carga: El transporte de suministros militares y ayuda humanitaria por vía aérea ha generado una gran cantidad de emisiones debido al uso intensivo de combustible de los aviones de carga.
- Bombardeos: Los bombardeos aéreos sobre Gaza, principalmente con aviones F-16, han consumido una cantidad masiva de combustible, contribuyendo significativamente a las emisiones de GEI.
- Tanques y vehículos militares: El uso de tanques y otros vehículos militares en las operaciones terrestres también ha generado una cantidad considerable de emisiones debido al consumo de combustible.
- Cohetes: El lanzamiento de cohetes por parte de Hamas, aunque en menor medida que las actividades militares israelíes, también ha contribuido a las emisiones de GEI.
Es importante destacar que estas estimaciones solo consideran las emisiones directas de las actividades bélicas durante los primeros 120 días del conflicto.
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Infraestructura de guerra
Al incluir las emisiones generadas en la construcción de la infraestructura de guerra, como los túneles de Hamas y el muro de Israel, la cifra se eleva a un nivel comparable a las emisiones anuales de más de 36 países.
- Túneles de Hamas: Hamas ha construido una extensa red de túneles en Gaza con fines militares. Estos túneles, que se extienden por cientos de kilómetros, requieren grandes cantidades de hormigón y acero para su construcción, lo que genera importantes emisiones de GEI.
- Muro de Israel: Israel ha construido un muro o valla de seguridad que separa Gaza de su territorio. Esta barrera física, que incluye componentes subterráneos, también implica un uso intensivo de hormigón y acero, contribuyendo a las emisiones de GEI.
Reconstrucción de Gaza
Si se incluye el costo de reconstruir Gaza implica emisiones masivas, comparables a las emitidas en un año de más de 135 naciones, resaltando el impacto ambiental a largo plazo del conflicto.
- Emisiones masivas: Esto se debe a la necesidad de producir grandes cantidades de materiales de construcción, como cemento, acero y vidrio, y transportarlos a la zona afectada.
- Impacto a largo plazo: La reconstrucción es un proceso que se extiende a lo largo de varios años, lo que significa que las emisiones asociadas a esta etapa tendrán un impacto ambiental prolongado.
Consecuencias bélicas:
- Crisis climática y conflictos: El cambio climático y los conflictos armados están estrechamente vinculados. La degradación ambiental puede exacerbar las tensiones sociales y económicas, aumentando el riesgo de conflictos. A su vez, los conflictos agravan la crisis climática al destruir ecosistemas y liberar grandes cantidades de GEI.
- Impacto en la salud humana: La contaminación generada por los conflictos tiene graves consecuencias para la salud humana, aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias, cáncer y otras afecciones.
- Costo económico: La reconstrucción después de un conflicto es un proceso largo y costoso, tanto en términos económicos como ambientales.
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La investigación llega a varias conclusiones, entre ellas, demuestra que las emisiones de GEI generadas por este conflicto en un corto período de tiempo son comparables a las emisiones anuales de varios países.
Visibiliza la contaminación por la construcción de infraestructura de guerra y la reconstrucción de países, normalmente ignorada en los estudios de impacto ambiental bélicos.
También propone la categoría "Scope 3+" como metodología para cuantificar las emisiones específicas de GEI, que permitiría una evaluación más precisa del impacto ambiental de las guerras.
Finalmente el estudio reconoce limitaciones en la disponibilidad de datos y la complejidad de la situación, pero busca ofrecer una imagen inicial del impacto ambiental de la guerra que no solo destruye vidas, sino también el planeta.
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