Por Saúl Hernández
EL SOL DE MÉXICO
Cuatro millones y medio de mexicanas mayores de 15 años padecieron violencia sexual cuando eran niñas, revelan cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Este grupo representa 9.4% de la población femenina, casi una de cada 10.
Los abusos cometidos son diversos. En tres millones de casos, el agresor tocó u obligó a la víctima a tocar las partes íntimas de otra persona sin su consentimiento. Otras agresiones comunes fueron forzarlas a mostrar o mirar los genitales de alguien más, ver pornografía o incluso tener relaciones sexuales por medio de la fuerza o a cambio de dinero y regalos.
Los ofensores no eran completos extraños, sino personas con las que la víctima interactuaba regularmente. En el 60% de los hechos se trató un familiar, principalmente un tío o un primo, pero también hubo hermanos e incluso padres y abuelos. El resto de los ataques correspondió a padrastros, vecinos o desconocidos.
Las entidades con más mujeres violentadas sexualmente durante su infancia son Quintana Roo (12.3%), Jalisco (11.8%), Morelos (11.6%), Colima (11.4%) y la Ciudad de México (11%). Baja California, el Estado de México, Tabasco, Chihuahua, Aguascalientes, Tamaulipas, Querétaro y Veracruz también se encuentran por encima de la media nacional.
Ayer, el Inegi presentó los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016, un instrumento que genera información sobre las experiencias de violencia que enfrentan las mujeres de 15 años y más con su pareja así como en los ámbitos escolar, laboral, comunitario y familiar. Este año, el órgano autónomo incluyó como nueva temática el abuso sexual en la infancia.
EL PRIMER ABUSO… DE MUCHOS
Las cifras oficiales confirman los hallazgos de ejercicios ciudadanos previos sobre el fenómeno como la iniciativa #MiPrimerAcoso que surgió en abril del año pasado. El hashtag impulsado aquella vez por Catalina Ruiz-Navarro y Estefanía Vela, conductoras del proyecto digital feminista (e)stereotipas, se convirtió en menos de dos horas en trending topic.
Bastó con que las activistas lanzaran una pregunta en redes –¿cuándo y cómo fue tu primer acoso? – para que en minutos Twitter y Facebook se llenaran de cientos de testimonios de mujeres que compartían la primera agresión sexual de la que tenían memoria: desde piropos hasta violaciones.
Los integrantes de la plataforma digital de información Distintas Latitudes pusieron la lupa sobre esas historias y tras sistematizar la información, observaron que la primera agresión contada por las internautas sucedía en su mayoría cuando eran menores de edad (especialmente a los ocho años) y un 40% podría tratarse de delitos sexuales tipificados en el Código Penal Federal.
Los datos de la ENDIREH también confirman que la violencia sexual hacia la mujer comienza en la infancia y continúa a lo largo de su vida. Mientras una décima parte fue víctima de una agresión de esta naturaleza durante su niñez, el porcentaje sube a 41.3% cuando se les pregunta si han sufrido algún incidente sexual en cualquier etapa y ámbito de su vida.
Y los ataques no solo son de índole sexual. La mitad ha sufrido violencia emocional en algún punto de su vida; una tercera parte, violencia física y un 29%, violencia económica, patrimonial o discriminación.
NIÑEZ DESPROTEGIDA
Los resultados del Inegi salen a la luz a solo dos días de que se publicó en el Diario Oficial de la Federación la aprobación del Programa Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes 2016-2018.
El diagnóstico del programa no es alentador. De acuerdo con el documento, poco más de la mitad de los menores de edad son pobres, y uno de cada cinco se encuentra en pobreza extrema. La niñez indígena es la más afectada: 78.6% no tiene lo necesario para subsistir.
Más de medio millón de niños y adolescentes ni siquiera cuenta con un acta de nacimiento, documento esencial para garantizar su personalidad jurídica, por lo que viven en un anonimato forzado.
En cuanto a salud, 15.3% no está afiliado a ningún servicio y 1.5 millones padecen desnutrición crónica.
Y aunque la tasa de mortalidad infantil para menores de un año descendió de 14.08 a 12.50 defunciones por cada mil nacidos vivos entre 2010 y 2014, el informe indica que muchas pudieron haberse evitado.
Por otra parte, dos de cada mil niñas y adolescentes de 10 a 14 años habían concebido cuando menos un hijo.
Sobre el tema de violencia, la única estadística que aporta el texto son las lesiones de menores de edad contenidos en los registros administrativos de la Secretaría de Salud, las cuales pasaron de 141 mil 728 en el año 2010 a 223 mil 541 en 2014.
No obstante, en el documento se reconoce que existen diferentes tipos de violencia que afectan a las niñas, niños y adolescentes –psicológica, física, sexual o económica, entre otras– que pueden ocurrir en todos los ámbitos de su vida y en diferentes lugares.
“La violencia contra la infancia permea en toda la sociedad y limita o cancela la posibilidad de que logren desarrollar su máximo potencial humano”, sentencia el diagnóstico.
