El transporte concesionado en algunas regiones del norte de México opera al margen de la ley. Una investigación hecha en las ciudades donde Organización Editorial Mexicana tiene presencia revela que hay lugares en donde los choferes imponen tarifas por encima de las oficiales, las unidades circulan sin placas e incluso se emplean para actividades delictivas.
Los camiones y combis son el principal medio de traslado para la cuarta parte de quienes trabajan y la quinta parte de quienes estudian en los estados norteños, de acuerdo con cifras de la Encuesta Intercensal levantada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 2015.
Sin embargo, el servicio que brindan deja mucho que desear. Los vehículos reciben poco o nulo mantenimiento, siempre están sucios, no cumplen con los horarios y rutas establecidos o carecen de aire acondicionado en zonas donde la temperatura llega a rebasar los 40 grados centígrados.
Además, los conductores tienen un trato irrespetuoso hacia los pasajeros, manejan con exceso de velocidad (incluso haciendo carreritas con pasaje a bordo) y saturan las unidades más allá de su capacidad. Esto a pesar de que los precios mínimos oscilan entre los ocho y los trece pesos por viaje.
Si bien, en zonas como Ciudad Juárez y la Comarca Lagunera se ha intentado replicar modelos de tránsito rápido como el Metrobús de la Ciudad de México, su operación se ha ido postergando o no funciona con eficiencia. Aquí los relatos de algunas ciudades.
CARRERAS EN CALAFIAS
“No vienes a Tijuana si no usas una calafia”, expresa la esposa de un chofer que lo acompaña en su viaje. Este camión color crema con franjas rojas es el más representativo del transporte público de la ciudad fronteriza. Le caben ordinariamente 18 personas sentadas, aunque en horas pico llegan a entrar hasta 38.
Sus principales usuarios son estudiantes y trabajadores de maquilas que a diario corren el riesgo de accidentarse por las carreras que hacen los choferes aun con usuarios a bordo.
Cada calafia es única y modificada a gusto del conductor. Lo común es cambiarles el claxon, escribir frases, decorarlas con dibujos de personajes de televisión o colocarles luces de neon en colores rojo y azul. Pocos conductores ponen televisión, la mayoría prefiere la música.
INFIERNO SOBRE RUEDAS
En Mexicali, la capital de Baja California, se llegan a registrar temperaturas de hasta 50 grados centígrados durante el verano, por lo que una de las prioridades de los usuarios de transporte público es contar con aire acondicionado para soportar las inclemencias del clima.
De acuerdo al director del Sistema Municipal del Transporte (Simutra), Luis Alfonso Vizcarra Quiñónez, tan solo este año se han aplicado más de 200 sanciones a concesionarios de transporte por no ofrecer el servicio con aire acondicionado. Incluso diez unidades fueron retiradas de circulación por este motivo.
La multa por no “prender la refri”, como dicen los mexicalenses, asciende a dos mil pesos, la cual se suma al costo por el uso de piso del corralón.
El titular del Simutra precisó que aunque no se tiene establecida la obligatoriedad de brindar el servicio con la refrigeración encendida, desde hace varios años se tiene un convenio con los empresarios del transporte colectivo en el que se comprometen a que sus unidades circulen con el sistema de refrigeración prendido desde el 1 de mayo hasta el 31 de octubre.
CHATARRA DECORADA
Ni por tratarse del destino preferido del turismo estadounidense, el transporte de Los Cabos, en Baja California Sur, está exento de problemas. Se compone de 222 camiones que en su mayoría sirvieron como transporte escolar en colegios de Estados Unidos y luego fueron desechados. El 70% de las unidades son viejas.
Los conductores tienen prohibido realizar modificaciones al interior o exterior de las unidades.
Pese a ello, éstas lucen como verdaderas discotecas, con luces y música de distintos géneros. El interior está decorado con calcomanías animadas o símbolos religiosos. Los choferes son constantemente capacitados a fin de que mejoren su trato al usuario, sin embargo persisten las quejas en su contra.
IMPONEN TARIFAS
En San Luis Río Colorado, Sonora, el costo del pasaje es de 13 pesos. No se trata de una tarifa autorizada por el gobierno sino de un precio impuesto por los operadores a principios de 2017 como consecuencia del aumento a la gasolina. La tarifa oficial, recientemente aprobada, es de 11.50 pesos.
El transporte característico en esta ciudad fronteriza con Arizona es la pesera, que consiste en unidades tipo Van, con un aditamento de fibra de vidrio en la parte de arriba del techo o capacete, para que los usuarios puedan ir de pie. Hay 121 peseras circulando cuyos modelos rondan entre 1998 y 2008. Pese a la tarifa impuesta, las unidades no reciben mantenimiento constante y los choferes manejan sin precaución.
Y a pesar de que las temperaturas en la región pueden rebasar los 40 grados centígrados, éstas no cuentan con aire acondicionado, volviendo el viaje un tormento para los usuarios.
TRANSPORTE DEL CRIMEN
La mayoría del transporte público en Ciudad Juárez, Chihuahua, arrastra un histórico déficit: las unidades, llamadas ruteras, son muy viejas, muchas fueron ingresadas ilegalmente a México y en ellas se han cometido crímenes o los choferes han estado inmiscuidos en casos de tráfico de personas, drogas y feminicidios.
Las ruteras han circulado durante años con una gran tolerancia por parte de las autoridades estatales y municipales, que permiten que los vehículos operen sin placas, saturados de gente y en pésimas condiciones.
Pese al mal servicio, el pasado mes de agosto, el gobierno estatal autorizó un incremento a la tarifa de siete a ocho pesos, lo que ha causado molestia entre la población.
Una alternativa a las ruteras es el ViveBús, similar al Metrobús de la capital del país, que inició operaciones en noviembre de 2013 después de varios intentos para su funcionamiento. Sin embargo, por ahora solo cuenta con una ruta que recorre desde la presidencia municipal hasta el suroriente de la ciudad.
PROMESA INCUMPLIDA
En la Zona Metropolitana de la Laguna –un área que aglomera las ciudades de Torreón y Matamoros, en Coahuila, y Gómez Palacio y Lerdo, en Durango– también se plantea una opción de transporte moderno como alternativa a los camiones concesionados. Se llamará Metrobús Laguna y en una primera etapa se comunicará a los municipios de Torreón y Matamoros.
Sin embargo, la obra ha sufrido retrasos y no será posible que éste entre en funcionamiento en noviembre de este año, como se tenía previsto en la proyección inicial.
Mientras tanto, los habitantes de esta metrópoli se deben conformar con los únicos servicios que tienen a su alcance y que si bien han mejorado en relación con lo que había hace 15 o más años, exhiben aún deficiencias importantes, sobre todo en lo que tiene que ver con el trato, a veces no tan amable o poco cortés, que reciben de los conductores de autobuses y taxis.
Se podría decir que algunas mejoras relativas tienen que ver con que las unidades en servicio son vehículos de no más de 10 años de antigüedad, aunque esto solo en Torreón. En Gómez Palacio y Lerdo, aún hay mucha chatarra rodante que debe ser depurada.