Por falta de recursos y debido a la política de los hospitales públicos de limitar el número de familiares de pacientes al interior de sus instalaciones, son muchas las familias que pernoctan a las afueras de las clínicas de atención de primer nivel.
Esto para estar al pendiente de cualquier novedad sobre el estado de salud de su familiar, aunque expongan su integridad física al pasar una noche a la intemperie.
Además, en ocasiones quedan a merced de las inclemencias del tiempo, ya sea por las mañanas con el intenso sol, o por las noches con las lluvias torrenciales que se presentan en esta temporada del año.
Aun así, muchas personas no quieren abandonar sus sitios donde esperan noticias de sus familiares, ya sea alentadoras o desfavorables.
Hospitales como el Juan Graham Casasús, Gustavo A. Rovirosa, el de la Mujer o el del Niño Rodolfo Nieto Padrón, constantemente registran una gran concentración de personas en sus inmediaciones.
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En improvisadas casas de campaña, cartones colocados en el suelo, y hasta en hamacas se puede apreciar a estas personas procedentes de distintos municipios e incluso de otras entidades cercanas.
Desde familiares de niños con cáncer hasta esposos de mujeres que acaban de dar a luz, la afluencia de familiares es una de las constantes en las cercanías de los nosocomios, donde también se asienta un gran número de vendedores ambulantes, sobre todo de comida y antojitos.
Hospital del Niño y de La Mujer, de los más concurridos
Dos de los nosocomios que más concentran este tipo de personas son el Hospital del Niño y el Hospital de la Mujer, ubicados en la avenida Coronel Gregorio Méndez en la colonia Tamulté.
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A pesar de que en esa zona se encuentra la Casa Hogar de DIF, inmueble habilitado con cuartos para que puedan pasar la noche estas personas, muchos optan por quedarse en la banqueta o en el camellón que divide ambos sentidos de la avenida Méndez.
La mayoría viene de otro municipio, lo que constituye la razón principal para que decidan quedarse a pernoctar cerca del hospital, ya que no les daría tiempo el irse a dormir hasta sus casas y también les implicaría un fuerte gasto en su transportación.
Tal es el caso de la señora Marta González, quien llegó de Paraíso para acompañar a un familiar internado.
“Vengo de Comalcalco a acompañar a mi hija, llegamos anoche y aquí pensamos quedarnos”, señala.
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Para ello, dijo que vinieron preparadas para quedarse el tiempo que sea necesario afuera del hospital, ya que en estos momentos no dejan que ninguna persona pase la noche con el paciente.
Esto debido a la emergencia sanitaria por Covid-19, ya que antes de la pandemia era común que se permitiera a una persona, en este caso a un familiar directo quedarse a cuidar a su paciente.
Política de ingreso estricta y falta de comunicación, el pan de cada día
Sin embargo, en los últimos tres años este ha sido otro de los problemas a los que se han tenido que enfrentar los familiares de los enfermos, ya que la política de ingreso a los hospitales se ha hecho más estricta.
Otras personas llevan mas tiempo pernoctando afuera del hospital, por lo que ya se han habituado a los horarios de visita, y también a los sitios donde pueden ir a comer, a refrescarse y a asearse un poco.
Yadira de la Fuente de la Cruz es madre de un pequeño de apenas 13 días de nacido. Sin embargo, aunque su parto fue natural, no le entregaron a su bebé porque nació con una deformación en sus pies.
“Tiene una enfermedad extraña, una deformación en sus piecitos. Apenas tiene 13 días de nacido, y aun no nos han dicho qué le van a hacer”, expresa.
Oriunda del municipio de Cárdenas, se encuentra sola en el hospital pero ha recibido el apoyo de unos primos quienes han estado al pendiente de ella.
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Sin embargo, las horas se le hacen eternas para poder pasar a ver a su hijo y pedirle informe a los doctores o enfermeras.
Alejandra Calderón Vargas, viene del municipio de Cunduacán y tiene a su hijo en el Hospital del Niño.
“Tiene 20 días de nacido y está siendo atendido”, comenta.
Sin embargo, también dice desconocer lo que tiene el pequeño ya que ha habido poca comunicación con el personal médico y el único contacto es con el personal de Trabajo Social.
A diferencia de quienes deciden pasar la noche afuera del hospital, ella acudió a la Casa Hogar en donde la apoyaron para que se quede a dormir.
“Sí nos apoyan y hay muchas personas que se quedan, es por cuarto, hombres aparte y mujeres aparte”, agrega.
Además de eso, estas personas reciben el apoyo de algunas asociaciones o familias de buen corazón que constantemente visitan los exteriores de los hospitales para proporcionarles comida o cena, lo cual para ellos es una gran ayuda ya que les permite continuar con su propósito de permanecer al pie del cañón, afuera del hospital para conocer cuanto antes alguna novedad sobre el estado de salud de su ser querido.