Alrededor de 40 personas que pertenecen a unas 9 familias, viven desde hace 5 años en forma irregular en las riberas del río Carrizal, a un costado de la entrada al Parque Tabasco.
Este asentamiento, en donde actualmente hay al menos una docena de viviendas de materiales diversos, desde lámina, cartón, madera hasta lonas recicladas, continúa proliferando al igual que otros asentamientos irregulares que existen en el estado.
En condiciones precarias, estas personas que además no cuentan con ingresos fijos, se ven en la necesidad de realizar actividades informales en algunos de los cruceros de la ciudad de Villahermosa.
El cinturón de miseria apenas es perceptible en el corredor del periférico Carlos Pellicer Cámara, aunque la mayoría de estas personas permanecen comúnmente cerca del puente Carrizal IV realizando acciones de limpieza de parabrisas.
Sin embargo, las viviendas son más visibles del otro lado del río, en la carretera a Bosques de Saloya, como se constató en un recorrido realizado por esta casa editorial.
Aun sabiendo que los terrenos son propiedad del estado, algunos de sus habitantes confiesan que no les quedó de otra que instalarse ahí desde hace 5 años, debido a la falta de oportunidades económicas y la escasez del empleo.
“Somos unas 9 familias que estamos aquí”, señala el señor José Patricio “N”, uno de los adultos que viven en ese sitio.
Conscientes de la falta de servicios como luz y agua potable, estas personas se las han ingeniado para subsistir hasta cierta forma “a la antigüita”.
-En la noche nos alumbramos con espelmas y el agua la llegamos a buscar al río en trastes para tener a lo largo del día-, indica.
Sin embargo, un número importante de estas personas son menores de edad, que además de vivir con carencias no reciben ningún tipo de educación.
-Yo no voy a la escuela porque trabajo-, añade Francisco Javier, un pequeño de escasos 11 años de edad, con las ropas raídas y descalzo que se pierde entre el montazal, seguido de varios perros que también acompañan a estas familias.
Como él hay otros niños que se distraen corriendo por el terreno, que poco a poco han ido acondicionando.
-Constantemente estamos limpiando para que no crezca el monte-, señala otro de los jefes de familia quien reconoce que algunos jóvenes tienen que ir a trabajar de franeleros o de limpia parabrisas porque “es la única manera de subsistir”.