El viernes 13 de cualquier mes es considerado un día de mala suerte, donde uno debe cuidarse de pasar por debajo de las escaleras o huir de un gato negro, estas expresiones que se traducen en un intentó por alejar el mal de ojo tiene su origen en el siglo XIV en Francia, de acuerdo al historiador Malcolm Barber.
Todo comenzó en el mes de octubre de 1307, un día 13, cuando miembros de una orden militar y religiosa fueron detenidos y sometidos a tortura, el nombre de este grupo a la largo de la historia fue el de Los Caballeros Templarios. El proceso que inició la Santa Inquisición contra ellos, monjes convertidos en guerreros cuya misión era proteger las caravanas de peregrinos en Tierra Santa.
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Esta encomienda se la había asignado el propio Papa Clemente V, quien fue participe de la desaparición del grupo. Todo apunta a que el motivo de la disolución de la agrupación religiosa fue por cuestiones políticas y económicas, pues el que ejecutó todo fue el Rey de país galo, Felipe IV, conocido también como ‘El Hermoso’.
¿Por qué se le asocia al viernes 13 con la mala suerte?
Se dice que el monarca estaba endeudado con la orden, pues aparte de cumplir con lo religioso también administraban bienes, entre sus actividades estaban las de prestar a quienes lo solicitaban, entre sus deudores figuraba el antes mencionado, quien para evitar saldar el compromiso le confiscó los bienes a los monjes, todo bajo la anuencia del Santo Padre.
Así bajo un proceso inquisitorial en que varios de los arrestados acusaron a sus compañeros, bajo tortura, de ser adoradores del diablo, se dictaron las sentencias, morir en la hoguera a los que no se habían retractado.
¿Cuál es la maldición que surge a partir del viernes 13?
Entre los que se mantuvieron firme se encontraba el gran maestre Jacques de Molay, él y otros vieron sus últimas horas en un islote del río Sena, lugar en que se instalaron las hogueras. La perspectiva histórica con la popular se unen, por un lado las palabras del líder de la orden, registradas en fuentes de la época y que se han preservado, y que según fueron:
“Dios conoce que se nos trajo del umbral de la muerte con injusticia. No tardará en venir una inmensa calamidad para aquellos que nos condenan sin respetar la auténtica justicia”.
Los dicho fue un mensaje directo para Felipe IV y Clemente V. Ambos habían sido los perpetradores de la infamia. El proceso contra los monjes duró siete años de 1307 a 1314, en que fueron quemados los que siguieron firmes a su fe. Ese mismo año, el monarca y el representante De Dios en la tierra murieron, 29 de noviembre y 20 abril, respectivamente. Es por este suceso que la tradición popular, la creencia del pueblo, atribuyó sus decesos a las palabras del condenado y que todo había comenzado un día 13, a partir de ahí se comenzó a asociar este número con la mala suerte.
