Los sentimientos son encontrados, y definitiva la realidad, la dura realidad, quizás, hasta cruel la que se vive actualmente; vecinos de la ranchería Ixtacomitán primera sección, radicados en el margen derecho, cuestionados sobre la llegada del mejor mes del año, diciembre, sinónimo de fiestas, de unión familiar, de amor, paz y prosperidad, dejan ver su tristeza y con ello, el llanto.
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De entrada, la queja que es generalizada; el clamor de ayuda es lo primordial, se encuentran en el agua y requieren de alimentos, ya luego, su comentario sobre diciembre, el fin de año, lo que les aguarda y la forma en cómo lo van a celebrar, si es que hay dinero para hacerlo.
De los cuestionados, corren lagrimas de dolor, de lamento, de desesperación, de desencanto; no habrá una feliz Navidad, y esperan pues que el año nuevo, el 2021, no golpee tanto.
Doña Leticia Sánchez Vázquez, vecina del fraccionamiento América, radicada en la calle Guatemala número 12, lágrimas en sus ojos, a la pregunta sobre cómo será el festejo navideño, apenas y acierta a decir que será triste; precisa además, de que ha perdido sus cosas; su casa de láminas y madera la cual quedó severamente dañada, y aparte, la caída de un gran árbol de mango se vino abajo y destruyó con sus raíces su piso y peor aún, sigue entre el agua, ante ello, se pregunta ¿qué celebrar?.
Ligeramente escurren lágrimas de sus ojos y dice que aparte, tendrá que seguir posando con sus hijos y hasta nietos: tengo que andar fuera de mi hogar y eso ya tiene más de dos meses, pues el agua desde ese tiempo permanece en el fraccionamiento; será una Navidad lamentable; fuera de casa, y pidiendo ayuda.
Don Urias Velázquez, se hace el fuerte, pero su voz se entrecorta; es vecino igual de Ixtacomitán y su casa está entre el agua; la ayuda tarda, pero les anuncian que vendrá, no sabe cuando, pero llegará. No tiene mucho que celebrar; no hay donde; no sabe tampoco, el tiempo en que de la zona será extraída el agua; no sabe que va a pasar en los próximos días, pero evidentemente diciembre llegará y las cosas no serán agradables para todos.
Su familia se mantiene posando; no podrá celebrar nada; todo es incierto; sólo aguarda que para noche buena, se logren juntar todo y poder comer aunque humildemente un buen bocado; todo les ha “golpeado”; la lluvia, la falta de trabajo; las inundaciones, pero seguirán adelante.
Otra vecina de Ixtacomitán, doña Rosaura Reyes, quien radica en una de las cerradas conocidas precisamente como “Los Reyes”; su casa está entre el agua; acusa que ha perdido animalitos de traspatio consecuencia de las inundaciones, siembras, y hasta árboles frutales que rodean su propiedad.
Llora al lamentar la tremenda situación que viven; será difícil tener una velada familiar en diciembre que está ya cerca; las aguas no ceden y cualquier lluvia no vuelve a inundar.
Es duro para nosotros -acusa-, pues por lo que vivimos prácticamente tenemos que hacernos pedacitos; tenemos que cuidar nuestra casa y lo que queda de ella, al mantenerse inundada; tenemos que velar por nuestros padres ya de edad avanzada; cuidar de nuestros hijos y nietos, y peor, de los amigos de lo ajeno.
En definitiva -dice doña Rosaura-, esta navidad, será la más inolvidable en nuestras vidas; por lo que vemos la vamos a pasar entre el agua, pues no vemos la mano de las autoridades; no tenemos ni la menor idea de que pudiéramos hacer para festejar, ni cena, ni nada, aunque sí recordar el nacimiento del niño Jesús, pero no en familia, pues creemos que no se podrá y eso es una realidad.
Patricio Zurita, un vecino del fraccionamiento Topacio, allá en la Lima, perteneciente a la Villa Parrilla, lamenta la situación, pero como jefe de familia dice que tendrá que ir a pasar la Navidad con otros familiares; que las condiciones en su hogar es deprimente al encontrarse con que su patrimonio se perdió.
Vendrá Navidad, pero creo que no será tan emocionante; la entidad ha sufrido demasiado y pues, en lo personal, estamos en la ruina, no obstante, hay que continuar; tendremos que partir de cero, pero partir; comenzar a levantarnos, pues no queda de otra, y así, aguardar el año que viene, y ver que nos trae.