Como una variante de la industria de la mendicidad, ahora personas adultas utilizan a niños pequeños, -algunos todavía de brazos- para pedir limosna en los principales cruceros de Villahermosa.
Los niños por lo regular mal vestidos, a veces sin zapatos y con una sucia apariencia, son el "gancho" perfecto para despertar lástima entre automovilistas y transeúntes.
De hecho los menores son quienes cargan con el bote del dinero.
Evidentemente entrenados extienden la mano para recibir una moneda de uno, dos, cinco y diez pesos, así como billetes de hasta cien pesos, dependiendo de la generosidad de la persona.
Este fenómeno se ha presentado con mayor intensidad durante la pandemia de Covid-19 en los cruceros de la avenida Ruiz Cortines con Pagés Llergo, Paseo Tabasco y avenida periférico Carlos Pellicer donde se puede ver a hombres y mujeres pidiendo dinero con los pequeños entre las filas de vehículos.
Estos son obligados a ganarse el sustento sin importar las condiciones climáticas, pues los mantienen al sol y al agua, expuestos a contraer enfermedades y lo peor de todo es que dependencias como la Procuraduría del Menor y la Familia ni mueven un solo dedo para frenar esta situación.
“EXPLOTACIÓN Y MERCADOTECNIA”
La presidenta de la Asociación Civil Aldea Por los Niños, Alejandra Arias Gómez, señaló que se trata de personas que operan bajo una estrategia de “explotación y mercadotecnia” porque con niños en brazos mueven más los sentimientos a efecto de poder aumentar y captar las dádivas y limosnas.
Destacó que el pasado mes de marzo la organización a su cargo presentó un exhorto al DIF estatal para que gestione las medidas de protección inmediatas para estos infantes que son explotados laboralmente, sobre todo porque estos además están expuestos a contagiarse de Covid-19.
Y es que organismos como el PROSAVE, CAMVI, el Instituto Estatal de las Mujeres y organismos municipales decidieron descansar durante la pandemia y no se observó que realizaran trabajo preventivo alguno para esta parte vulnerables de la población.
“Lamentablemente no hemos tenido ningún tipo de respuesta, en Tabasco las instituciones se olvidaron de trabajar a favor de niños, mujeres y grupos vulnerables”, expresó al tiempo de precisar que la presencia de menores en condiciones de mendicidad aumentó en un 30 por ciento en esta emergencia sanitaria con respecto a periodos normales.
Mencionó que no hay una estadística real sobre cuántos niños estná en tal situación porque es una población que está en constante movimiento, sin embargo el 50 por ciento de los que se encuentran en los cruceros son tabasqueños mientras el resto proviene de otros estados como Chiapas o son hijos de migrantes.
Aunque estimó que por cada crucero se cuentan alrededor de 30 menores y consideró que el cruce situado en los límites entre Villahermosa y Nacajuca es un semillero donde ha incrementado en un cien por ciento la presencia de niños en explotación laboral.
Arias Gómez resaltó que el actual gobierno estatal ha mostrado una enorme cerrazón en cuanto a los temas de niños en situación de riesgo, maltrato, violación y abandono, y por tanto, en Tabasco no hay medidas de protección para este segmento de la sociedad.
Incluso, el propio presidente Andrés Manuel López Obrador informó que las entidades del país recibieron ya dos ministraciones de recursos para atender este rubro por lo que habría que ver en qué se están gastando ese recurso las autoridades estatales.
CUATRO LUGAR NACIONAL EN EXPLOTACIÓN INFANTIL
Tabasco es el cuarto lugar del país en donde más se explota laboralmente a los niños tanto en trabajos no permitidos por ley, que ponen en riesgo su salud o su desarrollo, así como en tareas en el hogar en condiciones no adecuadas.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a través del Módulo de Trabajo Infantil (MTI), que contempla como universo de estudio a la población de 5 a 17, revela que la entidad tiene una tasa de 17.9 por ciento en ese rubro, sólo superado por Zacatecas y Campeche.
El MIT identificó que los quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, son aquellas actividades dedicadas a la producción de bienes y servicios para el consumo de los miembros del hogar que afectan la salud o integridad física de quienes las realizan, es decir, se llevan a cabo en condiciones peligrosas o en horarios prolongados.
En ese rubro el estado se ubicó como el primer lugar nacional con una tasa de 14. 2 por ciento respecto del total de niños y niñas tabasqueños.