Hay trabajo, mucho, trabajo, pero también, la ciudad es un caos vial. Así, en sus palabras, un chofer de taxi de los amarillos, resume la delicada situación que se vive en la ciudad que con sus calles en mal estado, y la pandemia que nos somete, generan pocas ganancias y lo peor, la exigencia del “patrón” en sus tarifas.
José Alejandro León, asegura que las cosas están difíciles; que las recientes disposiciones del gobierno sencillamente los acaban; que el servicio público disminuye no sólo con la cantidad de pasajeros sino ahora, nuevamente, con el cambio de horarios.
Reconoce el interés del gobierno ante la pandemia que nuevamente nos acecha, pero la situación laboral para ellos baja y las ganancias los ponen al límite y los que sufren también las consecuencias son la familia.
El chofer del taxi amarillo, explica que el patrón recibe por turno 400 pesos; tarifa que pretende sostener, ahí el primer problema.
Lamentablemente sólo está autorizado llevar un pasaje no máximo de dos personas o tres (si se cuenta con acrílico) y ese pasaje lo toman –por decir- en Tamulté y va al reclusorio, pues ya te ganaste únicamente 30 pesos y es un tramo que tardas en llegar casi una hora por cosas del embotellamiento ante calles en mal estado y obras en proceso o pendientes por concluir.
Hay trabajo. Pero no se gana lo suficiente; se debe pagar gas que por cierto no bajó el precio, se debe sacar la cuota y finalmente lo que ganas que no es más que 200 0 300 pesos por todo el día: “nos afecta el no realizar el servicio de pasajeros como debe de ser y peor aún, se limitan ya los tiempos para trabajar y el acabose es que mantenemos una ciudad colapsada con el transporte; un tráfico pesado por donde quiera que circulas”, expuso.