En la región que abarca los linderos entre Tabasco y Chiapas, la mayoría de la gente ha oído hablar del término "usos y costumbres". Se denomina de esta forma al sistema de autogobierno o gobierno paralelo que se aplica en al menos cuatro estados del país con población indígena, y el cual busca regir la vida interna de la comunidad, dentro del marco de las leyes. Se encuentra sustentado en el artículo 2o. de la Constitución Mexicana.
Lee más: Familia sin hogar forma vivienda sustentable en la calle
Sin embargo, para quienes han tenido la mala fortuna de ser víctimas de la "ley" emanada de esta autodeterminación, no se trata de "usos", sino de "abusos" y costumbres.
Así lo experimentaron un padre y su hijo, ambos tabasqueños, cuando el pasado 21 de enero sufrieron un accidente vial en la carretera Palenque-Ocosingo, el cual derivó en el presunto secuestro del joven por parte de habitantes de la comunidad Belisario Domínguez, en Chiapas, quienes lo retuvieron para "garantizar" el pago de los daños. Pago exigido que superaba excesivamente el costo real de los mismos, a decir de los afectados.
Esta es la historia de un caso que infortunadamente no es aislado. Por toda la zona se cuentan anécdotas de extorsión a automovilistas que van de paso, y hasta robos que los supuestos lugareños realizan con el pretexto de la descompostura de cualquier vehículo, e incluso, interponiendo rocas o troncos en la carretera para provocar que los autos o camiones que transportan mercancías se salgan del camino.
La entrevista se realiza vía telefónica. La señora Josefa Servín Trejo, esposa y madre de los afectados, respectivamente, accede a que su marido, hospitalizado tras una intervención quirúrgica como resultado de sus lesiones, cuente en exclusiva para El Heraldo de Tabasco la traumática experiencia recién sufrida.
Del otro lado de la línea, Carlos Antonio Rabelo Ferrer hilvana los hechos.
"Veníamos de regreso a Tabasco, y en una desviación que hay en Ocosingo, por Salto de Agua, en una subida el carro se derrapó hacia atrás, y nos fuimos a impactar contra una camioneta de carga. Nuestro vehículo lo iba conduciendo mi hijo, Erick Josué Rabelo Servín, de 22 años de edad.
"Nos fuimos a dar contra una Nissan doble cabina; el daño que tuvimos nosotros fue grave, pero a ellos no les pasó nada. Momentos después del choque, ya estaba lleno de gente el lugar. Salí del vehículo, traía quebrado el brazo; a mi hijo gracias a Dios no le pasó nada. Luego llegó la Policía y posteriormente mi mujer, para auxiliarnos. Le dije: quédate con la Policía en lo que llegan los del seguro.
"Al principio los pobladores no se mostraron agresivos con nosotros; nos ayudaron a salir del vehículo, y al ver que estaba herido de un brazo, me querían llevar a su comunidad, que queda arriba, a través de una brecha, pero yo les dije que no: entonces llegó la Cruz Roja, y me fui en la ambulancia...
"Mi hijo se quedó en el lugar, pero los pobladores se lo llevaron cerro arriba y movieron los carros. Cuando estaba yo en el hospital, llegaron tres camionetas llenas de gente. Se apostaron allá afuera del hospital, e incluso unos se hicieron pasar por familiares míos.
"Yo estaba lastimado, pero me atendieron. Cuando salgo de ahí, inmovilizado del brazo, estaba toda la gente allá afuera. Pregunto por mi hijo. Si lo quiere, lo vamos a buscar, dijeron ellos. Les respondí: vamos pues.
"Me presentaron con un consejo que tienen allá arriba (en la comunidad), y supuestamente, para cuidar a mi hijo, me estaban pidiendo 25 mil pesos. ¿Cómo que para cuidarlo? pregunté yo. Para que no le pase nada a su muchacho, respondieron los de la comunidad. Era una amenaza...
"Yo les dije que el seguro iba a responder por los daños, que habían sido mínimos. y que me podía arreglar directamente con el dueño afectado.
"Aquí mandamos nosotros, dijeron, y pues ya ni modo, me sometieron ahí a una especie de juicio. Entonces, ante sus autoridades el afectado señaló que quería que yo le diera 300 mil pesos por sus daños... ¿300 mil pesos? pregunté yo. No tengo esa cantidad... ¿dónde los voy agarrar? Aquí mandamos nosotros, era la única respuesta...
"Había que pagar 30 mil pesos del daño y de otros gastos, decían entre ellos ahí. Les contesté: me siento mal, necesito ir a Villahermosa a que me atiendan. Les ofrecí dejarles un carro en garantía para llevarme a mi hijo, y ya mañana mandó arreglar su camioneta... No, dijeron, no se puede: tu hijo se va a quedar en garantía...
"Naturalmente que ellos no aceptaban que mi hijo estaba secuestrado... y pese a que no lo maltrataron ni lo golpearon, sí estaba secuestrado. Intentamos negociar, pero como ellos dicen, ahí ellos son la ley; nadie nos auxilió, nadie se mete con ellos, ni Seguridad Pública, ni Fiscalía, ni Guardia Nacional, ni Ejército... nadie…”
La desesperación de la familia llegó a su límite cuando don Carlos fue sacado del hospital por los pobladores, quienes irrumpieron en tropel para llevárselo a la comunidad, con el pretexto de que respondiera por los daños.
La señora Josefa Servín estruja sus manos. Visiblemente angustiada, narra a cámara su víacrucis, durante una entrevista vía streaming concedida para un medio de la zona, la noche misma de los hechos. "Mi esposo está herido, anda desnudo porque lo sacaron del hospital, y se lo llevaron a la comunidad", afirma la mujer, consternada.
"Yo les pido a las autoridades, al gobierno, al Presidente de la República, porque no es posible que hagan esto. La aseguradora aquí está, nadie se está negando a pagar, pero dicen que sólo aceptan dinero en efectivo. Me preocupa que mi esposo y mi hijo no tengan la atención médica que requieren... presidente Andrés Manuel López Obrador, ayúdenos, creo que las leyes en México se tienen que respetar y no podemos ser rehenes de estas gentes; todo mundo opina, todos aquí hablan y no aceptan razones. Ellos se dicen ser la ley y nadie puede hacer nada"
El ajustador de la aseguradora le dice a doña Josefa, off the record, que los de esta comunidad tienen antecedentes de violencia. "La afianzadora tenía oficinas en la zona, pero ellos las quemaron. Mejor págueles lo que le piden", recomienda el empleado.
El clamor de la señora se viraliza en las redes. Ninguna autoridad, y obviamente tampoco el presidente, ni mucho menos su secretario de Gobierno, le hicieron caso alguno.
Del otro lado de la línea telefónica, dos días después, Carlos Antonio, de 52 años, recién operado a raíz del percance y sus secuelas, sigue con su testimonio:
"Para no hacerle el cuento largo, le diré que los pobladores le bajaron a su petición, de 300 mil pesos a 250 mil, que fue lo que acabamos pagando. O sea, un golpe valuado por el ajustador en 25 mil pesos, terminó costando 10 veces más, por no hablar del secuestro de mi hijo y mi retención en la comunidad, estando herido y delicado de salud.
"Abusan. Eso que le cuento fue lo que sucedió realmente. El seguro lo perdí, quise reportar, denunciar, y nada. Acudo a la Guardia Nacional, a la Fiscalía, y hablo con todo mundo, y hasta parece que le tienen miedo a esa gente. Lo dejan solo a uno. Y dicen: ahí el que tiene dinero sale, y el que no tiene dinero, pues no sale…”
EL HERALDO DE TABASCO: ¿En algún momento te dijeron que te iba a pasar, a ti o a tu hijo, si no les pagabas?
—A mí dijeron: si no paga usted, yo le hablo a la demás gente y se va "para arriba", pero le va a costar más, porque hay más gente de por medio y todo esos se reparten el dinero, arman su grupito con el delegado, escudados en los supuestos usos y costumbres, secuestran con el pretexto con un accidente... así nos mantuvieron retenidos todo el fin de semana, viernes, sábado y domingo, hasta el lunes que nos sacaron, cuando llegaron mis familiares con el dinero…”
EL HERALDO DE TABASCO: ¿Tiene conocimiento de otros casos que hayan ocurrido en la zona?
—La delincuencia está en grande en esa zona; si matas una gallina te cobran con un dineral. Sí, tenemos conocimiento que en esa zona, efectivamente los pobladores cometen estos tipos de actos contra quien va pasando en la noche; por lo regular ponen retenes ilegales para revisar y todo el rollo, te piden dinero, te quitan lo que pueden. Y nosotros decimos, ¿cómo es posible que el gobierno, autorice o permita esta delincuencia? Hasta a un joven que estaba tomando un refresco, lo levantaron... es un secuestro…”
EL HERALDO DE TABASCO: ¿Qué tipo de lesiones tiene?
—Me pusieron un clavo en el hombro, estoy en recuperación. Pero el mal rato, el dinero perdido que era parte de nuestro patrimonio y el susto, ¿ése quién nos lo paga?