En este segundo domingo de Pascua en que se celebra el día de Divina Misericordia, el Evangelio invita a los cristianos a reflexionar sobre las “llagas de Cristo", que toca padecer en la actualidad a los hijos de Dios.
En ese sentido, el presbítero Denis Ochoa Vidal refirió que esas sangrantes heridas no son más que la violencia, el terrorismo, las guerras y los desastres de todo tipo.
“Es toda es dispersión de familias, heridas que nos causamos, tantos abusos, crímenes y delitos, tantos ultrajes hacia los niños y a la mujer, esas son las llagas de Jesús que nos tenemos que tocar porque necesitan de su misericordia", apuntó al tiempo de meditar en el pasaje bíblico del incrédulo bien Santo Tomás
No es un sueño, como le hace ver a Tomás en la segunda aparición. Es el mismo Jesús que conoció, el que murió en la cruz. Tampoco era un sueño su mensaje. Ni era un sueño su forma de hablar de Dios.
Ante nosotros se abre un futuro de esperanza porque, como dice la lectura del Apocalipsis, “el que vive” está vivo en medio de nosotros y nos invita a seguir el camino de la vida, de la verdadera vida, de la vida plena.
Por eso la Iglesia toca el corazón de todos los seres humanos necesitados de misericordia para que toquen las heridas del prójimo para sanarlas porque sólo así encontraremos sentido a la vid. así encontraremos sentido a la vida.
“Encontramos que Jesús está presente, está vivo y que creemos en él, no hay mejor camino para descubrirlo que el camino del amor, de la misericordia, por eso con mucho tino el Papa Juan San Juan Pablo segundo ha querido que este día se celebre este día a la Divina Misericordia”, enunció.