Las condiciones siguen siendo las mismas desde hace ya 9 meses en que se decretó la suspensión de visitas familiares. Hoy, a pocos días de los festejos de Navidad y Año Nuevo, más de dos mil reos no tendrán la oportunidad, ni siquiera remota de poder dar un abrazo o un beso a sus padres, esposa o hijos.
Es así, en definitiva, en estas dos fechas, no serán de alegría, de amor y amistad para estos cientos de encarcelados, sino que todo lo contrario, serán tremendamente amargas.
En breves comentarios de custodios, dejan en claro que, de parte de ellos, trabajarán normalmente sus guardias, pero en cuanto a la población penitenciaria, hasta hoy, no hay un informe que indique la autorización de familias para pasar este par de fechas de suma importancia para todo; la Navidad y Año Nuevo.
Hoy, algunas personas que acudieron a las instalaciones de la prisión del estado, fue para, como asunto ya cotidiano, llevar o más que nada, enviar alimentos a sus seres amados.
Comentarios de visitantes de identidad reservada, hicieron algunas precisiones sobre su visita y la que podrían tener en próximas fechas.
Uno dijo que lamentablemente no podrá estar con su hijo, porque no hay acceso consecuencia de los dispositivos de prevención del coronavirus que desde hace más de 9 meses se mantiene; que es lamentable que no pueda, en estas fechas importantes de fin de año, estar con él, pasarla bien, y darle finalmente un fuerte abrazo y decirle que nunca lo abandonará, y pues, con todo el dolor de su corazón, no tiene más que enviarle bendiciones y también, llevarle o mandarle su comidita.
El coronavirus –dijo una señora, oriunda de Casa Blanca- nos mantiene privada de la visita a mi hija; sólo le enviamos alimentos, pero no podemos verla desde hace meses, y pues, ya viene Navidad, Noche Buena, y es triste no poder estar con ella, pero el todopoderoso sabe, que nuestros ruegos están dedicados a ella, pidiéndole siempre que la cuide y proteja y que con ello, pronto salga de esta pesadilla.
Así los comentarios de los visitantes, que en cosa de 10 minutos concluyen con su arribo a las instalaciones del Creset, entregan los alimentos y parten… así de simple.
No habrá ningún tipo de festejo para el interno; no se dan las condiciones; hay peligro por el rebrote del coronavirus y allí, en la prisión con una sobrepoblación increíble, no hay más que mantenerse alertas y evitarse así el contagio que fuera, en la calle, se está incrementando de manera alarmante.