Su nombre es Miguel Córdoba Córdoba. A lo largo del video difundido por #RuidoEnLaRed y otros portales y páginas de noticias, menciona dos veces que es originario de Tabasco, aunque sin detallar de que municipio. Afirma que lleva viviendo diez años en la Ciudad de México, que permanece en situación de calle, y que recicla botellas y latas que vende para sobrevivir.
A Miguel le tocó atestiguar la tragedia del desplome del metro de la Ciudad de México que ha dejado hasta el momento un saldo de 25 personas muertas y casi un centenar de heridas.
Y es justamente este joven, quien ha hecho los más duros cuestionamientos a las autoridades, por la presunta corrupción involucrada en las obras de la (desde el inicio) tan cuestionada línea 12 del Metro.
"Todos los días, yo paso seis veces al día, desde el paradero hasta Atlalilco, de Atlalilco al paradero. Venía yo llorando desde la Nopalera, porque dije, hay gente a lo mejor no se despidió de su familia, y por una idiotez, y perdón lo digo así, por una idiotez de nuestras autoridades que quieren llevarse un dinero en la bolsa, compran materiales de mala calidad, y ahí están las consecuencias... ahorita vienen las elecciones y se van a echar la bolita unos a otros... y los que pagamos... los más pobres... yo gano 20 o 30 pesos al día en tantas vueltas que doy para vender mis botellas y mis latas, y me voy a un comedor comunitario, me cobran 11 pesos, pero siempre buscándole, y hay gente que juega con la vida de los demás...", señala Miguel, con la voz a punto de quebrarse, en el corto de apenas cinco minutos de duración.
"Anoche era una desesperación de los niños y de la gente que gritaba cuando se vino abajo, horrible... y no me lo van a contar porque yo lo vi...", añade casi el final del video.
En redes sociales locales, sin embargo, los internautas se preguntan sobre el origen de Miguel Córdoba Córdoba, y sobre la historia que habrá detrás de su testimonio, misma que lo ha orillado a vivir en una situación tan precaria, lejos de su tierra y de su familia.
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"Yo vivo en condición de calle, señorita, y siempre me quedo aquí debajo del puente de los Olivos. Pero ayer, venía yo de vender mis botellas de la Polvorilla, cerca de las minas, y me regresé por mi cobija. Estaba yo como a las 9.30 acostado con unos amigos, estábamos platicando... siempre me quedo a dormir debajo del puente, esta es mi zona...
Así narra la tragedia
La noche que ocurrieron los hechos, Miguel se encontraba debajo de uno de los soportes de la vía elevada, junto con otras personas, cuando escucharon el colapso de la estructura y presenciaron el drama humano que la tragedia provocaría. Así lo cuenta:
"Eran más o menos como las diez de la noche, cuando se escuchó como si tronara un fierro... se cimbró la banqueta de donde estábamos nosotros acostados debajo del pilar, de aquí. del segundo... el que está en frente de donde están las cazuelas... pero se cimbró bien feo, y tronó y se movió, y nosotros salimos corriendo, ni siquiera jalamos nuestras cobijas...
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"Cuando de repente íbamos corriendo y nos caímos, porque se vino el cimbradero grande y se vio cómo se vino el metro hacia abajo, en dos... se hundió...
"Una desesperación de gente... horrible... no le deseo a nadie que lo vea... no me gusta platicar de esto, porque lo que viví fue una cosa horrible... gracias a la protección de Dios, sigo vivo aquí...
"La gente de aquí de la avenida Tláhuac están todos inconformes... yo no soy de aquí, yo soy tabasqueño, pero ya tengo más de diez años aquí... y la gente siempre ha estado inconforme porque esta estructura desde el principio nunca estuvo nada bien... se sembraron sobre cimientos de arena, y es lo que tiembla, cada que hay un temblor, la mina tiembla, y por eso se están desgajando los cerros...
"Siempre busco un lugar al aire libre pero cuando ya me canso, me quedo debajo del puente... pero se siente muy feo, el último metro que viene, viene cargadísimo para llegar al paradero, y se cimbra todo arriba, y se cimbra hasta en el piso donde estamos nosotros abajo. En un momento, Dios no lo quiera, un temblor grande, masivo, sí acaba con todo lo que hay y en todas las orillas, tan sólo las calles están muy cerradas, dos carros apenas entran en la avenida...".