Los diferentes roles asumidos por el hombre en la sociedad, así como los estereotipos, los problemas e inclusive situaciones de violencia, sin pasar por alto las desigualdades sociales que han surgido a partir de los géneros, fueron algunos los temas que se trataron en el Conversatorio Nuevas Masculinidades en Tabasco.
El evento fue parte de los diálogos impulsados por El Heraldo de Tabasco en el marco del 20 aniversario de su creación.
Los panelistas que estuvieron presentes fueron Carlos Arturo Olarte Ramos, comunicador y especialista en estudios de género y feminismo,Viviana Castellano Suárez, psicóloga y psicoterapeuta y María Antonia Hernández Hernández, psicóloga y docente.
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Todo esto bajo la conducción del periodista Adrián Bonola, Jefe de Información de esta casa editorial, quien explicó que la idea de las nuevas masculinidades no es algo nuevo, es un estudio que empieza a partir de los años 60 y 70, a partir de estudios feministas, y este concepto refiere la idea de que existen otras formas de ser hombres, de ser hombre en específico, que rompen con los estereotipos tradicionales que conocemos y que buscan la igualdad, la equidad entre hombres y mujeres.
CONCEPTO TRADICIONAL
En ese sentido, Carlos Arturo Olarte comentó que la masculinidad se concibe como una construcción social en donde, de alguna manera, se realizan actividades propias de los varones.
“Esto, como un concepto muy tradicional y muy cuadrado, en el sentido de que no necesariamente tiene que ser así, porque si estamos hablando de una construcción de género, que es una construcción a partir del sistema de valores que tenemos en la cultura, entonces los sujetos, hombres y mujeres, podemos construir de unas maneras distintas”, afirmó.
Para Viviana Castellano Suárez es un tema bastante interesante dado que hacia los años setenta comienza todo este movimiento unisex, y es el que da el punto de partida para poder empezar a trabajar en esta parte.
Lamentó que la violencia contra las mujeres la ejerce un varón, y que ese varón siempre era herido constantemente, por lo que es necesario estudiar esta parte de lo masculino.
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“Nos enfrentamos concretamente a los mandatos, por ejemplo a que el hombre no forzosamente tiene que ser fuerte, que el hombre no forzosamente tiene que ser heterosexual. Mandatos como, por ejemplo, la proveeduría, ya que el hombre en ocasiones en los hogares o para sí mismo no forzosamente tiende a estar siendo el mayor proveedor. Entonces todo esto nos lleva a una gama muy amplia, sí, eso sí, una gama muy amplia de investigación en la cual estamos investigando, también lo estamos difundiendo. ¿Y para qué? Bueno, pues para que desde ahí se pueda empezar a tomar los cambios, se pueda explicar todo esto y, bueno, surja el movimiento social; Claro, hoy encontramos estereotipos, como bien lo decía, debes de ser formal, fuerte y lo relacionas con violencia”, estableció.
Por su parte, María Antonia Hernández dijo que la promoción de la fuerza debe entenderse como un concepto determinado que se vincula a las masculinidades; “considero que debe de ser sustancialmente promovido, pero en la fortaleza, tal vez, de las emociones, en la sensibilidad, sí, la fortaleza no está peleada con la sensibilidad; al contrario, tiene que ser y demostrar esta capacidad de llanto, esta capacidad de romper justamente estos estereotipos y eso solo se consolida a través de la fuerza emocional que uno tenga, de la capacidad que uno tenga para justamente, pues, romper con estos paradigmas, con estos prejuicios”, apuntó.
Agregó que se debe concebir al hombre como más amoroso, más acapachador, más cariñoso, es decir, los hombres también tienen este espacio, derecho, obligación, deberes dentro del hogar, dentro de sus espacios laborales, a ser sensibles, a ser empático, a ser, pues bueno, cariñosos, amorosos, y ser promotores también de esto.
DERECHO A LA AFECTIVIDAD
Al hablar de estereotipos de hombres que generan violencia, Carlos Olarte dijo que es importante mencionar que los varones se tienen que reconocer como seres humanos, y al hacerlo tendrán derecho a la afectividad.
“Hombre o mujer, finalmente los cuerpos humanos, pues tienen esta capacidad de sensibilidad y esta capacidad afectiva, entonces habría que romper o habría que trabajar con los varones y seguir sensibilizando a la sociedad en general, de que los hombres como seres humanos también tienen esta capacidad sensible, entonces debe reconocer que puedo llorar. El hecho de que sea yo hombre y que me hayan construido como tal y que la fuerza o el poder tiene que ser como un elemento principal o importante para mi identidad, no significa que deje a un lado mi capacidad de llorar, porque también tengo dolencias, dolencias en el sentido de pérdidas, dolencias en el sentido de, por ejemplo, alguna enfermedad, dolencias, por ejemplo, de algún pleito o distanciamiento con alguien, y entonces esto me genera situaciones que me pueden provocar un llanto, y el llanto de alguna manera representa una liberación para el sujeto, entonces los varones deben tener esta capacidad de reconocimiento, de sensibilidad y de afectividad para también tener esta libertad de ser hombres”, argumentó.
Por ello, consideró que más allá de decir que hay hombres hegemónicos, hay hombres con prácticas hegemónicas, porque eso sí es lo que les está llevando a la sociedad.
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Señaló que la gente en la cuestión social está obligando a que los hombres continúen teniendo prácticas y roles hegemónicas, que implica el dominio, la proveeduría, la heterosexualidad, la conquista y otras más, y entonces los hombres se ven obligados a eso, pero si se revisa con lupa, muchos hombres no están tan de acuerdo con cumplir con esa exigencia.
“Creo que estamos en un punto social en donde las personas se están dando cuenta que no necesariamente tengo que ser muy fuerte ni proveedor para que me consideren hombre, ni mucho menos tener tantas conquistas tan buenas para que me consideren hombre”, dijo.
NECESARIO ROMPER ESTEREOTIPOS
En tanto que Viviana Castellanos opinó que ser hombre es ser mujer, ser humano, y debe reconocerse como tal y poder ir rompiendo estos estereotipos, justamente.
“Hoy los hombres ya ni son feos. Muchos de ellos se arreglan, se acicalan, se rasuran, van a las estéticas especializadas, salen muy bien en sus barbas y sus bigotes. Algunos se los pintan para que se les vea, porque pues que no les salga tan bien y no les gusta; Entonces, ni son feos”, comentó.
Mientras que María Antonia Hernández comentó que la semilla para una nueva conciencia en los hombres se debe plantar en todos lados, en todos lados, en el parque, en el aula, en la familia, si se puede, dentro de los espacios religiosos, en los lugares en los que más se desarrolla.
Agregó que la semilla empieza a emerger, cuando uno se empieza a cuestionar todo lo que está establecido.
En cuanto a los roles de la sociedad, Carlos Olarte dijo que es importante que se tenga vinculación con todos los escenarios y todos los actores, porque desde la academia se está haciendo lo propio. Como ejemplo, la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco y seguramente las universidades que están operando en lo que es el Estado de Tabasco, al igual que en el país, el continente y en el mundo, están haciendo investigaciones explicando esas desigualdades sociales que hay a partir de los géneros.
Pero también es importante vincular con otros sectores sociales, los medios de comunicación como canales de información para la gente, para que empiecen a divulgar investigación acerca de las masculinidades y las feminidades y las otras identidades, y que de alguna manera tengamos conciencia de que no es solamente ser hombre o ser mujer, sino que es ser humano, que tengamos una cultura de la paz.
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Como conclusión, Carlos Olarte expresó que se debe buscar la crítica a las estructuras sociales y, sobre todo, a la crítica de lo que se está consumiendo y, sobre todo, qué es lo que las personas están aportando a la cuestión social. “Yo desde mi espacio, yo si soy un hombre, soy una mujer o tengo otra identidad, desde mi propio espacio reflexionar qué es lo que estoy abonando para este tejido social”, argumentó.
Viviana Castellanos y María Antonia coincidieron que hay que apostarle a la disposición y a las ganas de querer cambiar.
Para ello, dijeron que se deben promover espacios de reflexión justamente entre los mismos hombres y mujeres de sus mismas comunidades, ya que la clave del cambio es cuestionarse siempre y cuestionarlo todo.
