Caso Camila: Historia de una violación impune en Tabasco

La joven de origen peruano Camila "N" se mudó a México a casa de un tío paterno para estudiar la carrera de medicina en la UJAT, sin imaginar el infierno que viviría

Ángel Vega / El Heraldo de Tabasco

  · martes 24 de septiembre de 2024

Camila "N" lleva consigo un expediente de más de 200 hojas. Ha hecho circular su clamor de justicia a través de las redes sociales (Izquierda). Anoche sostuvo una diligencia en la Fiscalía del Estado de Tabasco, donde su caso se encuentra "enpantanado". Foto: Carlos Pérez

Camila "N" contactó al staff web de El Heraldo de Tabasco a través de un mensaje directo en las redes sociales. A su padre le habían advertido: "en ningún periódico gobiernista les van a hacer caso. Vayan a El Heraldo".

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La entrevista se acordó para realizarse el medio día. Previamente, Camila envía a la Redacción algunas imágenes acompañadas de textos que resumen su denuncia:"Exijo a Adolfo "N", imputado por violación y robo en contra de Camila "N". Este hombre me ha violentado sexual, física y psicológicamente desde que era menor de edad, en octubre del 2022. Ahora se ha dado el veredicto de no vinculación a proceso por el delito de violación y pido justicia".

En la imagen principal de las varias que en su desesperada búsqueda de justicia ha hecho circular a través de las redes, debajo del letrero de "URGENTE", se ve la fotografía de un sujeto de unos cincuenta años de edad, tez morena, cabello oscuro y lentes. En otra toma, el señalado aparece acompañado de funcionarios públicos, bajo la leyenda: "Esfuerzo de un equipo, con un objetivo común... satisfecho con lo logrado..."

Oriunda de Lima, Perú, Tatiana Camila "N" vive legalmente en México desde el 2020, año en el que comenzó a estudiar la carrera de medicina, sin imaginar el infierno que viviría al lado de su tío, Adolfo "N", quien le ofreció hogar y apoyo económico durante sus estudios. Ambos se los cobró a poco de su llegada; primero con abuso sexual, y finalmente con violación.

Acompañada por su padre Óscar "N", hermano del presunto victimario, Tatiana compartió en exclusiva para El Heraldo de Tabasco en una extensa entrevista, acerca de su amarga experiencia a lo largo de los cuatro años que tiene de residencia en Tabasco. A continuación, reproducimos la conversación con Camila; algunas partes fueron suprimidas, pese a que ella otorgó su consentimiento explícito para publicarlas, y así evitar su revictimización, además de no exponer momentos sensibles que pudieran poner en mayor riesgo su seguridad personal y estabilidad emocional.

EL HERALDO DE TABASCO: ¿Qué haces por acá por Tabasco?

CAMILA: Estudiando medicina. Me vine para acá porque tenía familiares, y pues justo la persona a la que estoy denunciando es quien se ofreció a pagarme mis estudios, a darme una casa, comida, sin nada a cambio, nada más con que estudiara y me mudara con él, el tiempo que estuviera yo.

EL HERALDO DE TABASCO: ¿Estás denunciando violación?

CAMILA: Sí

EL HERALDO DE TABASCO: ¿Esta persona tiene algún parentesco contigo?

CAMILA: Sí, es mi tío paterno, hermano de mi papá.

Camila está sentada frente a mí y sus manos denotan nerviosismo, angustia. Con las uñas, araña la superficie de la mesa. Lleva puesta una playera sencilla y jeans. Parece una estudiante cualquiera y de primera instancia no denota acento fuereño. Su padre, trae un expediente bajo el brazo. Un manido folder lleno de fotocopias en blanco y negro, unidas por un broche. Se llama Óscar. Su rostro, sus ojos denotan cansancio, hastío, dolor.

Óscar (padre de Camila) interviene en la entrevista: Yo vengo porque me vine de vacaciones aquí a México hace seis años y uno de mis hermanos tiene negocio de venta de insumos médicos. Veo que les va bien, les doy ideas y me invitan. Me dicen: "Bueno, si quieres vente", y le propongo venir y dejamos nuestras cosas en Perú para venir aquí a trabajar. "Somos una familia muy cerrada, muy unida, no hay este tipo de problemas, no más que pasarla bien aquí y ayudarnos como hermanos. Hasta antes de este hecho, les juro, no había queja alguna.

Con el que estaba viviendo mi hija es al que mejor le va económicamente, muy hábil. Y al otro (hermano) también le va bien, pero tiene problemas de separación de familia, entonces se ha ido para Mérida. Es así como llegamos aquí. Cuando Camila terminó la escuela, Adolfo se llama esta persona, nos ofrece: "oye hermano, por qué, si yo le puedo ayudar económicamente". Le pido ayuda y me dice "sí, pues mándala y ya".

Como hermano, yo veo que económicamente está bien, estable, que tiene una separación con su esposa, que tiene una hija, que tiene una casa, que es una casa que brinda seguridad, que brinda hospedaje, que brinda comida, que brinda un poco de apoyo. La familia estable. La familia que uno busca para dejar y confiar a tu hija. Y aparte vivían ahí mi madre y una prima.

El primer tocamiento

EL HERALDO DE TABASCO: Entonces, refiriéndonos al hecho, ¿estamos hablando de un solo hecho o de varios?

CAMILA: De varios hechos. Desde que yo era menor de edad, 17 años. Ahorita tengo 19. Yo me mudé con él en agosto de 2022. Todo bien, tranquilo. Así inicié mi carrera; pasaron tres meses hasta octubre, que fue la primera insinuación que me hizo. Fuimos a Paraíso. Yo no consumía alcohol, y me acuerdo que esa vez yo estaba mal de la barriga, así que tampoco quería tomar. Pero él sí es alcohólico bastante recurrente.

Estábamos en familia. Él a pesar de tener 50 años tiene una novia que la conoce a los 21, y ahorita ya tiene como 25. Estaba una prima mía que también le brinda el apoyo económico, pero que no es su hija. Y su mamá, mi abuela. Entonces, en el carro su novia y mi prima venían en estado inconsciente. La única que estaba consciente era yo, quien le estaba hablando a mi tío para decirle "no te duermas, háblame de tu vida" o cosas así. Él venía alcoholizado y manejando. Para que no se durmiera comencé a hacerle plática, pero la conversación comenzó a ser media rara...

EL HERALDO DE TABASCO: ¿Por qué?

CAMILA: Porque comenzó a tocarme la mano, a acariciarme, a mirarme. Pero uno siente, como mujer cuando la miran diferente. Comenzó a darme besos en la frente, en la cabeza. Ponía mi mano en la palanca de cambios y ahí la tenía. Y mi abuela al lado. Y obviamente, esta situación pues me sacaba de onda.

EL HERALDO DE TABASCO: ¿La abuela no decía nada tampoco?

CAMILA: No.

EL HERALDO DE TABASCO: ¿La abuela venía adelante, con tu tío y contigo?

CAMILA: Sí, venía adelante. No decía nada hasta que en un momento ya se volvió tan obvio que estaba tan acercado a mí que mi abuela me quita la mano de la palanca de cambios y la pone ahí encima. Yo estaba sentada atrás del piloto. Y con su otra mano me comienza a golpear la pierna por atrás, o sea, baja su brazo, como que queriendo que le dé la mano, pero yo me hago la dormida.

Y ya no supe nada, bajamos a un Oxxo, no había comido nada en todo el día, así que se me antojaron unos platanitos. Bajo pensando que todos íbamos a bajar; primero me fui al baño pensando que ya todos habían despertado y habían bajado con él. Me meto al Oxxo y ahí es que este hombre trata de besarme.

Yo me salgo corriendo en shock, y mi mente comienza a pensar, ¿por qué está pasando esto? Y nada más me meto al carro, ya no digo nada, me acuesto y me trato de dormir. Pasó ese evento, me subí al cuarto, me encerré. Pasan los días, él actuó como si nada, pero la semana siguiente otra vez volvimos a salir. Otra vez vuelve a haber este consumo de bebidas alcohólicas. Fuimos a una alberca. Nada más nosotros, lo mismo que salíamos siempre, la novia, la prima, la abuela y yo.

Yo estaba parada al borde de la alberca mientras él nos contaba historias de su vida, y comenzó con su pie a rozar mis partes íntimas. Yo reaccionó alejándome; me movía de sitio y aún así, él seguía tratando de acercase a mí. Hasta que yo le digo a mi prima: "Oye, necesito decirte algo", y me voy. Y ya es que él deja de hacer esto. Acto seguido, vamos a una taquería porque le dio hambre y otra vez todos alcoholizados. Yo no tomaba en ese entonces porque todavía estaba chiquita. Y vamos a la taquería en Plaza Ríos, bajamos al matador y me dice: "Camila, baja conmigo".

Yo era la única que estaba consciente, bajé, mi abuela se quedó en el carro y él nada más me preguntó, ¿te gustó lo que te hice? Y yo lo miré feo y le dije: "¿qué hablas?"; y me dijo: "No vas a decir absolutamente nada porque yo conozco a tus padres, yo sé dónde están, tengo contactos para, para tú ya sabes. Tienes que hacerme caso porque yo te pago universidad, casa y comida. Yo traté de actuar lo más normal posible. Viene su novia y se calma.

Crece la agresión sexual

CAMILA: El siguiente evento pasó un domingo, yo tenía examen de anatomía el lunes. Y me quedé abajo en la sala, no solamente pensando en lo que acababa de suceder, sino en todo, que también se unía a lo de la playa. Y me quedé en un cuartito que es literal una puerta cerrada, clima, sillones y una tele aquí. El sofá en el que yo estaba acostada quedaba con la puerta hacia atrás; él entra ya siendo aproximadamente la 1 o 2 de la mañana. Entra, yo volteo a mirar, veo que es él, me extrañó y le digo: "¿Qué hace acá a esta hora?"

Entonces viene, me agarra, me tapa la boca; yo traía un vestido, me lo levanta, hace a un lado mi calzón y comienza a meter sus dedos en la cavidad vaginal. Comencé a llorar, porque en ese entonces era virgen y no había tenido contacto con ningún hombre de ninguna forma. Comienzo a llorar desconsoladamente. A él le gustaba, se tocaba su miembro mientras me metía con la otra mano sus dedos, y me acercó su mano para tocarle su miembro que estaba erecto y me dejó ahí llorando.

Acto seguido, me vio llorando, siguió metiéndome dedos, pero ya no prosiguió más y se fue. Luego de esto vienen más amenazas donde él, por ser tutor, por pagar la escuela y todo, tiene derecho a ver mis horarios, ver a qué hora salgo. Sabía la ruta de mi combi; no había forma en la que yo no estuviera monitoreada por él.

Hasta el celular que traigo ahorita es un celular que él me dio, siempre me daba celulares que en muchas ocasiones él rompía muchos de la cólera que le daba. Y en ocasión entró en cólera porque pensó que yo le había dicho a mi prima. Y es ahí cuando se me rompió mi primer celular.

Me dice: " vamos a ir al día siguiente a Plaza de la Tecnología a arreglarlo". Y así fue, al otro día de la nada aparece su camioneta y me dice: "Súbete". Me subí, habló en el camino, me volvió a decir lo mismo, que tenía muchos contactos, que no dijera nada. Yo he sufrido un episodio de abuso, de tocamientos por parte de la familia de mi papá anteriormente, desde los cinco o seis años hasta los once. Mis papás me creyeron, pero nadie más de la familia me creyó. Nunca se procedió a algo legal. Eramos menores de edad.

Estaba pequeña. Bueno, el chico tenía como 16 años y yo era una niña de 6 años. Así que tal vez sí y no, ¿no? Este, nunca se procedió a nada. Entonces, mi tío me dijo: "Yo soy consciente de esta situación y sé que nunca se te creyó, ¿qué te hace pensar que ahorita que yo tengo dinero, tengo una buena fama y todo, te van a creer?

ÓSCAR: Ya me arruinó. Vivimos en Tuxtla. Yo llevo tres meses aquí. Ya vendí todo lo que tengo. Ahora solamente en Tuxtla tengo dos camas. Después de este evento me sacaron de todo el trabajo. Vivo de la caridad de los amigos de mi hija. Y con lo que estoy escuchando ahorita, no tengo duda de que tiene que irse preso. Es muy triste escuchar esto. Y yo no lo sabía. Yo le digo: "Hija, ¿qué pasó? Y me dice: "Papá, él me pagaba la universidad y yo no quería avanzar". Hasta este momento no había dicho nada.

La violación

CAMILA: Él se calmó en un momento, ya dejaba de insistirme y todo. Pero llegó un momento en el 2023 que volvió a hacer lo mismo, y esta vez ya con abuso sexual. Era el cumpleaños de su mamá. No sé qué le dio. Yo había sacado a mi abuela a desayunar junto a mi primo. Y él tenía que saber que sacamos a la abuela a pasear a esta plaza.

Él se quedó afuera esperando a que saliéramos. Y se va mi abuela, se va mi prima, pero yo tenía que irme a la universidad. Salgo de Plaza Estrada, y ahí estaba el señor otra vez estacionado. Se le veía muy oscura la mirada. Yo sabía que algo malo me iba a pasar ese día. Y ahí fue el primer abuso, abuso realmente sexual. Me llevó al motel Costa Azul. Yo le rogaba y le decía: "No me hagas nada. Soy tu sobrina".

No le importó, no. Al contrario, le gustaba que yo llorara. Le daba satisfacción. Ese día me violó vaginal y analmente. Cada que lloraba, le gustaba más y lo hacía más. Me hacía practicarle sexo oral. Ese día fue horrible. Terminó el abuso y le dije que nunca lo iba a perdonar, que por qué me había hecho eso, y él me dijo que así le gustaba a él, y que le gustaba que yo llorara y le dijera que parara.

Volvió a amenazarme, me dejaba moretones en los brazos múltiples veces. Tengo testigos de mi universidad que siempre me veían moreteada. Siempre me golpeaba. Mis amigos me preguntaban qué me pasaba, y les decía: "Es que mi abuela me levanta temprano a limpiar y a veces me caigo. Hago cosas muy fuertes y por eso me golpeo". Hasta que un día unos amigos ven que él me manda mensaje. A él le gustaba mucho dejarme mordidas, moretones. Era su práctica habitual. Y me hacía mandarle fotos de todo eso.

También me grababa en las violaciones. No una vez, ni dos. Muchas veces me grabó practicando la sexo oral o teniendo relaciones analmente donde yo lloraba desconsoladamente. Y él me tomaba foto y me tomaba captura. Y luego en las noches cuando se acordaba de mí, a pesar de estar en la misma casa me escribía, me mandaba esas capturas de yo llorando. Y él, feliz, me decía: "Mándame más fotos. Mándame más esto o ya sabes lo que te va a pasar".

Camila en entrevista para El Heraldo de Tabasco Foto: Carmen Ravelo

En algún momento los abusos cesaron mientras yo le mandara fotos y videos míos. Y si yo le contestaba sus mensajes, él no me hacía nada. Pero cuando yo no le contestaba es cuando abusaba sexualmente de mí. Pasó el 2023. Seguimos con los abusos múltiples veces en la casa. Él tiene una inmobiliaria, me llevaba a terrenos en obra negra. Y ahí me violaba. Y los señores me veían cómo salía yo llorando, pero nunca pasó nada, a pesar de que había gente que me miraba y lo conocía.

Llegamos a noviembre del 2023, donde él me dice que los abusos van a cesar, y me dice: "Si tú tienes un trío conmigo y con mi novia. Ya nunca más te voy a tocar". El trío nunca pasó. Sin embargo me hizo mandarle fotos a la novia. La novia ha difundido estas fotos con mis familiares. Ha amenazado por difundir más fotos. Ella tenía conocimiento de todo, y parece que le gustaba que él me hiciera esto. No sé por qué a ella le gustaba.

EL HERALDO DE TABASCO: Es decir, es cómplice de ella.

CAMILA: Sí, igualmente mi prima. Yo le conté a ella y obviamente uno uno se da cuenta en la casa cuando pasan cosas. Vivíamos. Hasta mi abuela me decía: "Uno borracho hace cosas que no debe". Y cuando veía que él tomaba mucho y se me acercaba mucho. A veces ella me alejaba.

EL HERALDO DE TABASCO: Tu abuela trataba de protegerte...

CAMILA: Exacto, de alguna forma. Creo que ella no sabía que habían abusos sexuales, pero sí sabía que en la mente de su hijo había algo.

EL HERALDO DE TABASCO: ¿Y tu prima lo sabía?

CAMILA: Sí, pero mi prima es la hermana de este chico que me abusó de chiquita, y cuando le conté lo que me había pasado con mi tío me dijo: "A lo mejor tú te lo buscaste. Y no te olvides que mi hermano no está aquí en México por tu culpa". Ellos viven en Perú y son huérfanos, porque su mamá murió.

ÓSCAR: Mi hermana falleció en el COVID. Y entonces él asumió los gastos de la hija.

CAMILA: Siento que ella me culpa por lo de su hermano. Y a lo mejor por eso nunca dijo nada.

Pasó todo esto. Lo del trío me siguieron insistiendo. Me escribían. Para inicios de enero de 2024 ya me trataban muy mal. La frecuencia de los abusos cada mes eran mínimo siete veces, muchas de ellas en la casa cuando no había nadie, o cuando todos estaban dormidos. Todo está grabado. Si la Fiscalía pudiera y quisiera, pudiera ver las cámaras de su casa y corroborar que ahí abusaba de mí sexualmente. Y que yo realmente no quería. Se notan mis lágrimas. Mis llantos. Y yo no quería.

Golpes y mordidas

Nos mudamos a otra casa que él construyó. Estaba construida de la manera en la que mi abuela vivía en el primer piso. Y yo vivía en el segundo piso con él. El último evento que pasó fue el 5 de junio de este año, donde yo estaba dormida. Eran las seis de la mañana aproximadamente. Y siento que me muerden las piernas. Y era este hombre.

Volteo a mirarlo. Yo ya sabía, ya estaba acostumbrada al abuso. Lloraba, y eso a él le gustaba. Y me dijo: "Haz silencio". Volteó. Vio su celular. Él tiene cámaras en toda la casa. Puso las cámaras hacia la cama. Me agarró de los cabellos y me puso a platicarle sexo oral hasta atragantarme al grado de golpearle la pelvis y decirle: "Ya no puedo más". Me bajó la ropa interior. Me comenzó a introducir los dedos por la cavidad anal, y luego comenzó a meter su miembro mientras me pegaba y me mordía.

Él siempre tuvo relaciones sexuales sin protección. Cuando eyaculaba dentro de mí vía vaginal lo que yo hacía era tomarme la postday, y a consecuencia de eso comencé a subir de peso, además de que todo este abuso me hacía comer muchísimo, además de tomar hasta embriagarme. Y cada vez que lo hacía, le decía en su cara y enfrente de todos: "Tú no haces nada de gratis. Tú todo lo pides de a cambio. Eres una mala persona".

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Siempre me discutía, porque en mi corazón no lo podía perdonar. Porque yo no podía creer que mi propio tío estuviera me haciéndome eso a cambio de mi escuela. Esta situación era horrible para mí, no podía vivir en paz. Regresar a casa era como vivir en el mismo infierno. Fue lo peor que he vivido. Llegaba a casa de mis papás, me sentía muy mal, con todas las emociones.