Las decenas de advertencias que han hecho especialistas sobre la severa contaminación en las aguas de la laguna de las Ilusiones continua siendo ignorada por la ciudadanía, que pese al riesgo de contraer enfermedades por la ingesta de productos contaminados, sigue pescando en este cuerpo de agua.
Y es que desde antibióticos, hormonas, pesticidas, herbicidas y descargas de aguas negras son las que llegan a la Laguna de las Ilusiones, incorporándose por fragmentos en el ácido desoxirribonucleico (ADN) de las especies acuáticas que habitan en ese lugar, y que al ser consumidas por el humano pueden derivar en cáncer, así lo han revelado diversos estudios sobre el tema, como el realizado en el 2016 por Lenin Arias Rodríguez, en ese entonces jefe del Laboratorio de Acuicultura Tropical de la División de Ciencias Biológicas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT).
No obstante, tres años después de dicho estudio, la pesca furtiva es algo que se continúa dando en este manto acuífero, pues aun y cuando ecologistas y especialistas la califican como de alto riesgo, los capitalinos han expuesto en su momento que “no pasa nada”.
Tal es el caso del señor Ernesto ‘N’ que la mañana de este domingo fue captado por el lente de este medio de comunicación mientras levantaba su red sobre el lado de la avenida Adolfo Ruiz Cortines.
“No pasa nada, nosotros llevamos años pescando aquí y no nos hemos muerto, eso dicen pero la contaminación se da en todas partes, solo que algunos cuerpos son más resistentes”, aseveró.
Cabe mencionar que en el mismo estudio realizado por, Arias Rodríguez, como parte de la investigación 'Estudios cariológicos y citológicos en los peces de la laguna de Las Ilusiones', el especialista ventiló que mucha de la mortandad de peces no sólo está ligada a la falta de oxígeno, sino también al efecto directo de ciertos contaminantes como los herbicidas y fertilizantes, que se emplean en los jardines que rodean casi todo el entorno de la Laguna de las Ilusiones.
Finalmente, la investigación también arrojó que debido a la citada contaminación, la carne de los peces infectada de sustancias tóxicas se bioacumula en el cuerpo humano, causando daños en el ADN y fallas en la funcionalidad de las células, pudiendo derivar en una mortal enfermedad.