Santiago Javier Jiménez, de 49 años de edad, mejor conocido como “El Chaparro”, es un verdadero sobreviviente. Al momento de escribir estas líneas, se encuentra perdido en altamar por segunda ocasión en su vida como pescador, oficio en el que no solamente tiene que enfrentar las duras condiciones de la navegación, sino además, los abusos de sus patrones y el asedio de la persistente pobreza.
Originario del Ejido Nuevo Centla, Tabasco, Santiago ha pasado toda su vida en altamar, hasta que el pasado 19 de diciembre, desde el puerto pesquero de Nuevo Campechito, zarpó junto con dos pescadores más; Aurelio Trinidad Ramírez y Gabriel Lumbrera Gil, de 54 años de edad, “alias La Goya”, originario de Ocotlán, Jalisco, pero avecindado en San Pedro, Centla.
A la fecha, todos ellos llevan 17 días perdidos en el mar.
En tierra, sus humildes familias rezan para que todos ellos sigan a bordo de “Rosalbita II”, la endeble embarcación de fibra de vidrio de 25 pies de eslora en la que pescan huachinango para sobrevivir, o que estén resguardados en la isla El Triángulo, o bien que algún barco comercial los haya rescatado.
Sin embargo, hasta el momento todo es incertidumbre debido a que el dueño de “Rosalbita II”, Miguel Callejas Granados, alias "La Gusana", no los quiere apoyar y hasta hoy hubo reporte formal de la desaparición, según familiares, debido a la negligencia del patrón.
En entrevista para El Heraldo de Tabasco, la sobrina de Santiago, Juana Ventura, señala que su tío se dedica a la pesca desde muy joven; “Todos lo conocen en San Pedro. Una vez se perdió en el mar con otro patrón, y luego de varios días los encontraron metidos en una nevera, cerca de Coatzacoalcos. Deshidratados, pero vivos los tres en la nevera, así logró sobrevivir".
Los familiares refieren que le han pedido a "La Gusana" que los ayude, pero que este se pone agresivo y argumenta pretextos, pues a decir de ellos, teme encontrarlos muertos, afirmando que no sale al mar porque carece de combustible, por lo que “irían a pescar primero y luego a buscarlos, porque deben recuperar lo de la gasolina".
LAS DURAS CONDICIONES EN EL MAR
El regreso de los tres hombres estaba programado para el 26 o 27 de diciembre, pero en vísperas de la Navidad, las condiciones meteorológicas empeoraron como resultado del Frente Frío Número 23 que por esas fechas impactó en la zona en la que suelen pescar, es decir en todo el litoral del estado de Campeche, frente a los puertos de Sabancuy, Champotón y Seybaplaya.
"Un amigo de él, de otra embarcación pesquera, comentó que vio pasar al “Rosalbita II” por la isla de El Triángulo… el norte entró el día 24 de diciembre. Lo radiaron y la lancha contestó, aunque sólo se escuchaba estática, como que estaba demasiado lejos. Un compañero de él que trabaja en la Marina le dijo que se resguardara en la isla pero mi tío ya no contestó, pero La Gusana sí se quedó en la isla junto con los otros pescadores en sus lanchas, y desde ese día debieron empezar a buscarlo, pero no lo hicieron”, acusó Juana Ventura.
Debido a ello, sus familiares albergan la esperanza de que se encuentren con vida en la isla “El Triangulo”, donde pudieron encallar si es que sufrieron algún desperfecto en el motor; otra posibilidad es que se hayan quedado sin combustible y sigan a la deriva en el golfo.
"Antes de partir, mi tío le comentó a su primo con el que solía pescar, que si les pasaba algo y llegaba a hundirse la lancha, ellos iban a armar una balsa con la tapa de la nevera, pero pues hasta ahora no sabemos si se quedaron en la isla Triángulo o si el mar se los llevó más adentro”, dice la señora Ventura.
Junto con ella, Leticia del Carmen Martínez Cortes, esposa de Santiago y madre de Aurelio Trinidad, así como María Ernestina Méndez, y María Librera, hermana de Gabriel La Goya, acudieron a la Quinta Zona Naval, ubicada en la ciudad de Frontera, donde pidieron apoyo en la búsqueda.
"Queremos apoyo de la Armada de México y de la navegación civil… no sabemos que se hayan encontrado restos de ninguna lancha; hace poco supimos que habían encontrado a unos náufragos que recogió un barco, pero resultó que no eran ellos, eran otros de Chiapas…”.
En las fotografías proporcionadas por la familia, es posible ver a los náufragos surcando las aguas del Golfo de México, sonrientes, o bien preparando las artes de pesca para sacar el huachinango que los alimentaba a ellos y a sus familias.
"Salen a la mar, y a veces les va bien, y otras no. A veces hay pescado, otras no. Somos de bajos recursos. Ni dinero le ha llevado el patrón a mi tía, nada de su aguinaldo, sólo un pescado le dieron”.