La inundación que para unos significa un enorme problema de daños y pérdidas, para los pequeños suele ser un medio de distracción entre emergencia por lluvias y pandemia, como este menor que se divierte bañándose en las aguas que anegaron Bosques de Saloya.
Quitado de la pena el menor encontró un nuevo “juguete”, el cual le ha sido obsequiado por los tremendos aguaceros; despreocupado, lejos de los reportes que indican zonas inundadas y casas afectadas, el infante nada en su piscipa.
Alterna su trayecto en las aguas, a veces boca abajo y otras boca arriba, así pasa el tiempo y cuando se acerca a una zona baja se para y continúa hacia su casa, tal vez volverá más al rato o al día siguiente, pero lo que es un hecho, que la inundación le dio un nuevo “juguete”.