A pesar de que en 140 años de su fundación la Diócesis de Tabasco no había dado un Obispo a México, esto no quiere decir que esté rezagada, aseguró el sacerdote tabasqueño, Roberto Madrigal Gallegos, quien fue nombrado este fin de semana como Obispo de la Diócesis de Tuxpan, Veracruz.
Reconoció que en lo personal no aspiraba a ser Obispo, sino a la santidad, y así fue desde que eligió el camino de la religión católica.
Tras reiterar que aun permanecerá unos meses más en Tabasco antes de tomar protesta de la diócesis de Tuxpan, comentó que seguirá dando clases en el seminario, cargo que venía ocupando desde hace unos años.
En entrevista, señaló que ha recibido infinidad de las muestras de afecto que le han ofrecido después de su nombramiento.
“Estoy concentrado en el seminario que ha sido casi mi vida, 15 años he estado formando futuros sacerdotes, entonces estaba metido allá. He compartido en diferentes parroquias por mis servicios pastorales, y sin duda que en Villahermosa encantado y también en los pueblos, las rancherías por donde he estado, mi pueblo mismo donde nací”, dijo al recordar su tierra natal, Iquinuapa, Jalpa de Méndez.
Asimismo, consideró como providencial que los sacerdotes tabasqueños estén siendo llamados por Dios a cargos prioritarios en el país, aunque descartó que la diócesis de Tabasco esté rezagada, ya que nunca un sacerdote del estado había sido nombrado Obispo.
Madrigal Gallegos agradeció a sus mentores que lo apoyaron en su preparación, entre ellos el padre Denis Ochoa, el padre Carmelo, el padre Antonio Almeida, así como el padre José Luis Compeán, el padre Saúl, y el padre Rubén Ponce, y por supuesto al Obispo de Tabasco, Gerardo de Jesús Rojas.
Agregó que un obispo debe usar el cargo para servir, amar, desgastar la vida por el bien de los demás y vivir en humildad.