Con casi 200 años de celebración en Nacajuca en la plaza central, más de 100 años en Tecolutilla, Comalcalco y 70 años en poblado Amatitan, Jalpa de Méndez, los fieles católicos desbordaron su fe en honor a San Antonio de Padua, en vísperas de su gran celebración este jueves, aun cuando los embates de enfermedades a sus cultivos ha mermado sus ingresos, productores y feligreses de esta villa se volcaron en ofrenda al santo patrono, que como ofrenda fueron llevados en caravana.

En Jalpa de Méndez en la comunidad de Amatitan, los fieles católicos celebraron a su santo Patrón San Antonio de Padua en la iglesia que lleva el mismo nombre, donde no pudieron faltar las ofrendas que iban desde frutas de la región hasta semovientes.

Los primeros que con fervor llegaron fueron los productores agrícolas. Ancianos, jóvenes y niños sudorosos y con devoción cargaron por el pueblo varas en las que llevaron colgadas racimos de mazorcas de maíz que aún con la nueva enfermedad, y las inundaciones.

En Jalpa, Nacajuca y Comalcalco, fueron entrando a la parroquia hombres y mujeres, ancianos y niños cargando por sus extremos las varas llenas de frutas del campo, camionetas pasan con imágenes, sus toldos y redilas adornadas con flores y atuendos típicos, los cosos secos entran a la parroquia del santo Las varas llenas de maíz, cacao, frutos de temporada frente a la mirada de San Antonio que pasó revista a las ofrendas del campo.

Mangos, aves como gallinas, guajolotes, pavos y tres pijijes enjaulados también engrosan las ofrendas numerosas al santo patrono, que esta vez su fiesta al menos desde lo cercano estuvo exento de cerveza.

Es todo una fiesta llena de algarabía, de fervor religioso. Tamborileros y música de viento parecen apartarse un poco de las potentes Bocinas que emiten la música electrónica que aturde y pone nervioso al pueblo.

Y el llamado a los fieles a celebrar a san Antonio de Padua con una fiesta que comience con un corazón en paz, un corazón con el que se perdone al hermano, porque es desde el corazón desde donde se perdona o se desprecia al semejante, dice de entrada el padre Tomas que se inspira en el Evangelio de Mateo.

Llama a auto reflexionar y ver como andan las relaciones con los demás, con los vecinos, entre familias, de padres a hijos y de hijos a padres.