Nacajuca, .- A la sombra de un majestuoso árbol de la india o también identificado como ficus, se bordan leyendas de olvido de las rancherías Samarkanda y Lagartera, Nacajuca.
La realidad es inocultable. Desde el acceso principal -vía la desviación a la derecha e izquierda de la carretera Villahermosa—Nacajuca, procedente de la colonia José María Pino Suárez (Tierra Colorada), Villahermosa- el abandono salta a la vista: al norte, al sur, de un lado y otro, el camino parece zona de guerra: no son baches, son verdaderos pozos artesanales que con lluvia o estío, limitan el tránsito de vehículos.
De las viviendas de láminas de zinc sembradas a la ribera derecha del río Carrizal, adultos mayores, adolescentes, jóvenes y niños salen a las ventanas y puertas a curiosear qué pasa en eso que coloquialmente llaman “la calle”. No creen lo que ven: tractores, aplanadoras, obreros, ingenieros, técnicos y decenas de personas desconocidas.
Doña Juliana Quiroga, mujer forzada a las actividades del campo, pues nació en la calle Constitución, la primera calle pavimentada de lo que ahora es el Centro Histórico de Villahermosa, por el gobernador Francisco J. Santamaría, juega con la verdad: “A ver si ahora cumplen...”.
Se trata de una de las promesas incumplidas por administraciones anteriores, que la delegada municipal de la ranchería Lagartera, Imelda Gómez Jiménez, expone al gobernador Adán Augusto López Hernández, antes de que diera el banderazo de salida de la maquinaria pesada que hasta el 31 de octubre trabajará para concretar el sueño de más de seis mil habitantes de la región: la pavimentación de cinco kilómetros de caminos.
Un círculo de vecinos rodea al titular del Poder Ejecutivo estatal y a Janicie Contreras García, presidente municipal de Nacajuca, así como al secretario de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas, Luis Romeo Gurría y al director de la Junta Local de Caminos, Rafael Paniagua.
“Nos han abandonado por muchos años”, es la esencia común de la incredulidad de la comunidad.
La inesperada intervención de Gómez Jiménez, ánimo a su homólogo de la ranchería Samarkanda, Pedro Ramón Ballona Contreras, también a hablar con micrófono en mano: “No sólo tenemos el problema de la calle sino el de la regulación de terrenos porque no sabemos si somos del municipio de Nacajuca o Centro...”.
A unos metros de la sombra del ficus, la alcaldesa Contreras García agradece la disposición del gobernador López Hernández para disponer más de 11.9 millones de pesos del presupuesto estatal para “cumplir un sueño” de los habitantes de Lagartera—Samarkanda como una muestra de que la Cuarta Transformación “avanza” en Tabasco.
Con el sol de la mañana magnificando las leyendas de la población, la voz del mandatario ya no es de esperanza sino de hechos: adicionalmente a la obra que comenzó a construirse este jueves, comprometió, “por cortesía”, también la pavimentación del entronque a la carretera Villahermosa—Nacajuca.
La mirada de la población es otra. Se parece a la de los habitantes de la ranchería Saloya, que también son sorprendidas por la inesperada visita. Y por eso un freno a la joven regidora Contreras García parece inadvertido: deja en suspenso la inversión de la obra en análisis del Ejecutivo para ampliar la planta El Mango, y así dotar de agua potable de calidad y frecuente a Nacajuca como municipios aledaños.
Se queda la intervención de la presidenta municipal en detallar la inversión estatal de más de 20 millones de pesos en la pavimentación de la carretera Saloya—Nacajuca y otras obras diversas por más de 70 millones de pesos para beneficiar, tan sólo en este año, a la población de Tucta, Gregorio Méndez, Lomitas, Pomoca, San José Pajonal, entre otras.
Vuelven las banderolas a agitarse de arriba abajo y viceversa, en tanto motoconformadoras y otros vehículos pesados avanzan en medio de la sorpresa de los vecinos de Saloya que, al igual que sus paisanos de Lagartera y Samarkanda, ahora comienzan a tejer nuevas y creíbles leyendas.
Todas las que va dejando la Cuarta Transformación de México a su paso por Tabasco.