El transporte público, es uno de los principales lugares de alta inseguridad para el género femenino, ya que más de la mitad de las usuarias, tiene miedo de ser atacada; en estos lugares se exponen a tocamientos, toma de fotos, majaderías entre otros, expuso el abogado Erik Daniel Jiménez López, durante el conversatorio: “Acoso en el transporte público”.
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Durante la charla, el también profesionista del Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (PAIMEF), compartió algunas situaciones a las que diariamente se enfrentan las mujeres al abordar este tipo de unidades.
Dijo que el acoso sexual es definido como una forma de violencia en la que si bien no existe la subordinación hay un ejercicio de poder que conlleva a un estado de infección y de riesgo para la víctima.
“La violencia contra las mujeres en espacios públicos o comunitarios son sobre todo de índole sexual; en el transporte público generalmente consiste en tocamiento, toma de fotos o videos sin consentimiento, muestra y fricción de genitales, así como majaderías sexuales”, sostuvo.
No existe una cultura de la denuncia
Lamentó que no exista una cultura de la denuncia sobre este tipo de abusos cometidos cuando se aborda el transporte público, toda vez que muchas veces los propios fiscales en lugar de aceptar la denuncia de la víctima se burlan de ella.
“Lo tenemos tan normalizado y se le revictimiza a la víctima o no le creen, sin embargo, son delitos y debemos promover que las instituciones que imparten justicia lo hagan a como debe ser”, enfatizó.
Igualmente, precisó que debe tomarse en cuenta que este tipo de actos constituyen delitos que pueden ser sancionados dentro del Código Penal de Tabasco como abuso sexual y hostigamiento sexual y que se castigan con prisión de dos a seis años.
Ante un caso de acoso sexual, la víctima debe llamar al 911, solicitar ayuda al operador de la unidad vehicular para reportar la situación, o bien pedir el apoyo de un policía, externó el conferencista.
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Además, hizo un llamado a quienes presencian estas conductas a no quedarse callados y evitar ser cómplices de este tipo de hechos.
El abogado reflexionó que el problema del acoso hacía la mujer no tiene que ver con la ropa que lleva puesta, sino que en la actualidad este tipo de situaciones se ha “normalizado” por lo que –dijo- es necesario avanzar en la reeducación de las futuras generaciones.