A pesar de que el culto a la Santa Muerte es rechazado por la mayoría de las religiones al considerarla un ser diabólico, cada vez tiene más devotos, quienes aseguran que es benevolente con ellos y han recibido sus favores en los momentos más difíciles de sus vidas.
Una de esas fieles creyentes es Elizabeth Padilla, una joven mujer alegre y trabajadora, que un día junto con su familia, arribó a la ciudad de Villahermosa para iniciar una nueva vida; sin embargo, enfrentaban momentos difíciles económicamente, ya que ni ella, ni su esposo tenían trabajo. Fue en esa situación que conocieron a una mujer devota de la Santa Muerte.
Y aunque en un inicio se mostraron renuentes a seguirla y rendirle culto por todo lo que se dice de ella, finalmente se adentraron a esa devoción, recibiendo beneficios sin tener que ofrecerle nada extraordinario a cambio.
“Pues mira, yo la conocí en un momento difícil económicamente; mi esposo no tenía trabajo, yo tampoco, acababa de recién llegar a Villahermosa, no conocía a nadie, estaba sola y sin familia, y casualmente me topé con una personita, que hoy en gloria esté, y ella me habló de la Santa; yo al principio fui renuente por las creencias que hay sobre ella y lo que se decía, pero poco a poco me fue enseñando”, asegura Ely, como cariñosamente le dicen sus familiares y amigos.
Después de que comenzó a creer en ella y venerarla, Ely asegura que su suerte cambió: “me empecé a dar cuenta gracias a mi fe que me empezó a ir bien; conseguí trabajo, mi esposo consiguió trabajo y pues realmente y aunque hemos pasado pruebas y momentos difíciles como muchos, la fe es más grande y ella siempre está, siempre que pedimos”.
Contrario a la creencia de muchas personas, que piensan que para recibir los favores de la Santa Muerte hay que dar caras ofrendas, Elizabeth asegura que no es así, pues se le presentan ofrendas comunes: “jamás hemos entregado nada a cambio, todo lo pedimos con fe; también hemos pasado dificultades, y aunque en una o dos ocasiones hemos pensado en dejarla o llevarla a un santuario nos retractamos; la verdad siempre ha estado con nosotros, siempre ha estado presente, jamás la utilizamos para algo malo, no le hemos entregado nada a cambio; lo único que le ofrecemos es una ofrenda, tampoco es la gran ofrenda, lo normal: agua, incienso, cigarros, alcohol, pero pues hasta ahí. Esa es mi fe, esa es mi creencia”.
A pesar del misticismo y supersticiones que rodean a la adoración a la Santa Muerte, Padilla afirma que no siente miedo o temor de ella y, por el contrario, su fe es transmitida a sus descendientes: “jamás le he tenido miedo, nunca; al contrario, de hecho mis hijos igual la conocen, saben de ella, la tenemos aquí en la casa, nunca le hemos tenido miedo”.
Y sobre la forma en la que la venera este 2 de noviembre, señala: “yo hago ni novenas ni nada, eso sí no hago, porque no nos acostumbramos a eso; pero por ejemplo le hacemos oraciones, le prendemos veladoras hoy que es su día”.