El Movimiento Antorcha Campesina a través de un documento expone la situación actual que vive el mundo a partir de la pandemia, en el que engloba la participación de países de la Comunidad Europea y de Estados Unidos, y por su puesto del gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador.
La parte del escrito que toca a México está entre los últimos párrafos, en los que se lee: La pandemia ha encuerado a la democracia liberal, con su voto universal, libre y secreto, con su división de poderes y su sistema de pesos y contrapesos. Aquí, en México, “democrático” por excelencia, vivimos sometidos a la voluntad de un solo hombre, el presidente López Obrador. Ese hombre, a través de su obediente vocero, nos ordena quedarnos en casa, pero no nos dice cómo aislarnos a quienes vivimos amontonados en una vivienda de uno o dos cuartos; nada tampoco sobre qué vamos a comer quienes ganamos el sustento con nuestro trabajo diario y que ya no podremos hacerlo con el confinamiento.
Nos advierte que no dejemos de pagar la luz y el agua, pero no nos indica de dónde sacaremos el dinero. Nos pide lavarnos las manos hasta 20 veces al día, pero no dice nada sobre lo que cuesta el agua ni sobre quienes carecen de ella.
Nos dan el domicilio de los hospitales, pero no nos dicen que allí no hay nada con qué atendernos, ni que los propios doctores, doctoras y demás personal, carecen del equipo mínimo para proteger su propia seguridad. Estas y otras graves decisiones son tomadas a nuestras espaldas, sin tomarnos en cuenta a los directamente afectados por ellas. Nadie nos ha preguntado, por ejemplo, si preferimos morir de hambre hacinados en cuchitriles, o de COVID-19 saliendo a trabajar; tampoco sobre quién de nuestros seres queridos debe vivir y quién debe morir en caso de que falten hospitales. En México, pues, tampoco cuenta el pueblo para los poderosos.
PANDEMIA, FORMÓ DOS BLOQUES DE PAÍSES
Por otra parte, las líneas del texto en un primer momento mencionan que la emergencia mundial ha formado dos bloques de países claramente diferenciados por la forma en que han enfrentado la crisis y por los resultados que han obtenido. De un lado, países que la propaganda mediática nos ha enseñado a ver como el “eje del mal”: China, Rusia y Cuba, por mencionar los más conocidos para nosotros. De otro, los países que vemos como el modelo de libertad, de democracia y de abundancia de riqueza compartida por todos. Destacadamente, los países de la Comunidad Europea, Inglaterra y los Estados Unidos.
Dentro esta polarización de naciones se menciona también que precisamente aquellas consideradas como el “eje del mal” tienen las cifras más bajas de muertes y contagios por Covid-19, ya que aseguran están trabajando con su pueblo y para su pueblo.
ESTADOS UNIDOS CON 21 MILLONES DE CONTAGIADOS
Lo contrario sucede en el otro bloque: países ricos como Inglaterra, Italia y España, están entre los más golpeados por la pandemia. Pero el caso más sorprendente es el de Estados Unidos. Con todo su desarrollo científico y tecnológico y con toda su riqueza, que le permitiría habilitar y equipar hospitales, personal médico, salas de terapia intensiva con capacidad sobrada para los casos graves, etc., nadie pensó que fuera hoy, por mucho, el más afectado por la pandemia: más de 21 millones de contagiados y cientos de miles de gentes muriendo como moscas. ¿Qué pasó? ¿Cómo se explica esta situación?
Esta situación, argumenta el texto, es debido a que la nación norteamericana está al servicio de los monopolios y megamillonarios, mientras el pueblo no es parte central, incluso ocupan el último escalón en las prioridades del país.
LOS MÁS ADINERADOS HUYEN DE LA CRISIS SANITARIA
Los argumentos prosiguen y ahora podemos leer: los potentados, lejos de aportar parte de su fortuna para combatir la peste, están huyendo de las ciudades más contaminadas, como Nueva York, hacia lugares más aislados y salubres como Long Island o, según una nota de un medio escrito del 20 de abril de 2020, “a Nueva Zelanda, tierra donde florece el desarrollo de «búnkeres» de supervivencia”, pagando muchos millones de dólares de renta en ambos destinos. El presidente Donald Trump, por su lado, aprovechó la ocasión para elevar la presión sobre Venezuela y movilizó parte de sus fuerzas navales, acompañado de otros miembros de la OTAN, en una clara provocación para justificar la agresión armada a aquel país. ¿Cuántos millones de dólares habrá costado el chistecito? Al mismo tiempo, culpa a China de su propio desastre y quiso llevarla ante un tribunal norteamericano para obligarla a pagar una indemnización estratosférica. Parece una comedia de locos, pero lo cierto es que la amenaza es real y muy peligrosa para la paz mundial.
Todo esto nos está obligando a poner en tela de duda lo que nos han dicho sobre el paraíso terrenal norteamericano: el país de la riqueza y la prosperidad compartidas; el de las libertades individuales y políticas, en particular el del derecho a elegir, libre y democráticamente, a sus gobernantes. Tenemos que repensar el cuento de que las guerras sangrientas que los EE.UU. promueven en todo el mundo no globalizado, y las continuas amenazas y bravatas contra Rusia y China, obedecen a que los buenos chicos norteamericanos, como nuevos caballeros andantes, llevan la democracia, la libertad y la prosperidad en las bocas de sus fusiles y en la punta de sus bayonetas.
La secuencia de oraciones nos expone claramente la situación actual que vive el vecino del norte y sus aliados, a partir de un breve pero concreto resumen de lo que han dicho algunos de sus expresidentes respecto a la situación política de Estados Unidos respecto al mundo.