La malas condiciones en que se encuentran las banquetas de la ciudad de Villahermosa obligan a don Don Benito Alguín a tener que arriesgar la vida al transitar esquivando los automóviles de la ciudad.
Vestido con el traje típico de Tabasco es apoyado por un joven quien en su labor humanitaria también se expone a ser embestido por los vehículos para poder llevarlo a su destino.
Las cámaras de El Heraldo de Tabasco captaron el momento en que don Benito realizaba su travesía y platicó con esta casa editorial la problemática que vive ante su condición.
Tengo que andar así porque la banqueta está toda rota, y con esta cosa, me puedo ir de boca
Señaló que debido a las condiciones en que se encuentran las aceras de la ciudad, prefiere encomendarse a Dios y aventurarse a caminar entre los autos, y es que su misión, era poder llegar a un banco, ya que le habían avisado que ya había sido depositado el apoyo que recibe por parte del gobierno federal.
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“Es más fácil circular por aquí, el joven me está echando la mano, voy rumbo a Soriana a donde está Bancomer porque parece que ya llegó el apoyo de bienestar”.
Aunque reconoció el alto riesgo que corre, dijo que por el momento no tiene más opción que encomendarse a Dios para que lo proteja en su caminar.
“Yo me dedico a cantar alabanzas a Cristo, traigo mi tambor, usted sabe que el que no arriesga no pasa el río, yo no me puedo quedar tullido porque es más riesgoso vea usted cómo está la banqueta. Yo me la tengo que jugar, si no, ¿Dónde está mi fe en Dios?”
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Nos contó un poco de su historia, y la manera en que un desafortunado accidente le cambió de forma drástica la vida.
“Yo soy originario del DF pero ya tengo, llegué aquí en 1987 mi oficio es Mofflero. Trabajando los mofles me accidenté, me explotaron las mangueras del tanque de gas y se me disparó la diabetes hace 2 años”.
Abundó que en menos de tres días, la enfermedad le generó complicaciones irreversibles.
“Tenía mi taller frente al hospital Juan Graham, un domingo a las 3 de la tarde y el martes estaba en el quirófano cortandome la ‘pata’ gangrenada sin remedio hay que cortar esto de volada, me dijo el doctor”.
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La mutilación de su extremidad hizo adaptar sus actividades y estilo de vida, sin embargo, ocho años después, otra noticia volvería a marcar la historia de don Benito.
“Anduve así con esta pata mocha hace 10 años, hace 2 años me amputaron la otra, se me volvió a gangrenar soy diabetico”.
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Resignado a no poder hacer uso de las banquetas, concluyó la plática señalando que además de que por el estado en que se encuentran no puede hacer uso de ellas, señaló que hay algunas que sí están arregladas, sin embargo, las esquinas no cuentan con rampas, por lo que a veces es apoyado por personas cargando para poder cruzar las calles, sin embargo es otro obstáculo al que se enfrenta al hacer uso de las vías públicas.
“No hay rampas para bajar, por lo que me tienen que bajar cargándome, ahorita el joven me está apoyando pero él no tiene ningún compromiso ni nada, es una obra de caridad”.
Con información de Javier Chávez / El Heraldo de Tabasco