Una bolsa de plástico negra (de basura) sujetada con dos pequeñas agarraderas, permiten a don Manuel Pérez, colocar su mercancía, abanicos tejidos y jícaras que todos los días traslada desde Aquiles Serdán, segunda sección, Jalapa, hasta la capital tabasqueña.
Todos los días, don Manuel suma casi 150 kilómetros de viaje, de ida y vuelta, para arribar muy temprano a Villahermosa, y empezar a caminar con sus abanicos de 5 y 10 pesos, además de las tradicionales jícaras que vende a 35 pesos.
“Yo soy de Aquiles Serdán segunda sección, traigo los abanicos del árbol que le llaman corozo, se corta para ponerlo a secar, y después que está seco se borda el abanico, solo hay esperar dos días de que se seque la planta, la jícara es más tardado hay que esperar dos o tres meses, al cortar la fruta, se parte y sacarle lo que tiene a dentro, se lava y se pone al sol para que agarre su forma".
Sobre su inicios en el comercio señala: "estaba yo de ocho años cuando mi papá (me dijo) que con esto me iba a ganar la vida, me dijo apréndelo hacer porque no siempre voy a vivir, y cierto aquí seguimos, a mis 74 años".
Cuestionado, si la tala de árboles ha afectado la producción mencionó: "hay una matita que me dejó mi mamacita que en paz descanse, la dejó sembrada y es la que nos da cada año".
Don José comenta que sale desde las 7 de la mañana de su casa, para empezar a las 10 su recorrido, donde camina 4 horas y regresa a casa alrededor de las 3 de la tarde” y empiezo a vender como a las 10 d e la mañana, a veces traigo 10 a 20 abanicos, hoy traigo 15, hoy traje seis jícaras, cuatro chicas y dos grandes"
El artesano comenta que puede ganar entre 100 y 150 pesos, cuando vende casi todo su producto, pero de ahí tiene que tomar para su pasaje, y sus alimentos, manifiesta que está muy contento y espera seguir recorriendo Villahermosa hasta que Dios se lo permita.