La modernidad no le hace justicia a todos y fue lo que le pasó a la pareja integrada por Gladis e Isaac “N” quienes vivían a la orilla del río Grijalva, pero por las obras que se realizan en el malecón tuvieron que dejar la casa que habían construido alejados de las comodidades.
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Láminas, ramas y uno que otro tronco, que fortalecían las cuatro paredes de una humilde vivienda, fueron retirados del lugar para dar paso a una construcción que se viene construyendo desde hace más de un año.
El Heraldo de Tabasco ya había platicado con la pareja, apenas en abril pasado, donde señalaban que estaban conscientes de que en algún momento tenían que salir y así ocurrió.
Isaac, el jefe de familia se desempeña como franelero en el centro de la ciudad, y en su momento la señora Gladis era la encargada de preparar los alimentos.
Contó que tenían que soportar los intensos calores, y también les tocó ver como en octubre del año pasado el Grijalva creció a una altura impresionante que estuvo a punto de cruzar ambos lados del malecón.
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Hoy a seis meses de distancia, y tras varios meses de vivir junto al Grijalva, han desocupado ya la zona.