En vísperas de las celebraciones cúspides en honor a la Morenita del Tepeyac, ayer, el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe lució abarrotado de antorchistas y peregrinos provenientes de diferentes partes del estado y del Sur del país, dando pie a una gran fiesta guadalupana.
Aunque las festividades en este templo comenzaron desde el pasado 1º de diciembre con el docenario a la Virgen de Guadalupe, fue que ayer desde tempranas horas cuando empezó a sentirse con más fuerza el fervor guadalupano, con decenas de antorchistas y creyentes que llegaban y salían, mientras que otros, sus camionetas y camiones iban adornados con globos y flores, y la imagen, por delante, de la Lupita.
A metros de la iglesia se observaron las caravanas, mientras la música y los cantos guadalupanos no se hacen esperar, propiciándose así un ambiente de júbilo y celebración en honor a la Madre de los mexicanos, según católicos.
Cabe mencionar, que las celebraciones detonaron oficialmente ayer a las 22:00 horas con la celebración de la eucaristía, para luego dar pie a la tradicional serenata, en donde artistas locales acudieron para consentir a la Guadalupana.
Encargados del comedor ‘Obispo de Jesús Rojas López’ indicaron que hasta ayer, antes del mediodía, habían recibido a más de 2 mil antorchistas, principalmente de los estados de Yucatán, Veracruz, Campeche y Chiapas.
Sin embargo, destacaron que la mayor concentración de feligreses se tendrá este día desde las 5:00 horas, con la realización de las tradicionales mañanitas, y luego, eucaristías en diferentes horarios, siendo la más representativa la de las 19:00 horas que será oficiada por el Obispo de Tabasco, Gerardo de Jesús Rojas López.
Al exterior del Santuario, se pudo observar a decenas de vendedores ambulantes principalmente del giro gastronómico, así como venta de veladoras, palias, imágenes religiosas y cuadros de la Virgen María.
De acuerdo a la tradición oral mexicana y a lo descrito por documentos históricos del Vaticano, se cree que la Virgen María se apareció en cuatro ocasiones al indio san Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac, y una quinta ocasión a Juan Bernardino, tío de Juan Diego.
El relato guadalupano conocido como Nican Mopohua narra que tras la primera aparición, la Virgen ordenó a Juan Diego que se presentara ante el primer Obispo de México, Juan de Zumárraga. Juan Diego en la última aparición de la Virgen, y por orden de esta, llevó en su ayate unas flores que cortó en el Tepeyac, desplegó su ayate ante el obispo y dejó al descubierto la imagen de la Virgen María, morena y con rasgos mestizos.