Una mujer de Villahermosa asegura que fue llevada al infierno. Algo que no le queda claro es si estaba dormida o despierta, pues cuando esto le pasó fue una visión que le vino de pronto, como si no pudiera evitar dejar ver en su mente estas imágenes.
Quien vivió esto, afirma que estaba en su cuarto alistándose para dormir. Algo que también le pareció raro es que su esposo cayó en un profundo sueño y ningún tipo de ruido lo movía; él, normalmente, es de las personas que tarda en dormirse y por lo regular ella lo hace primero.
En forma súbita, de su recámara pasó a un lugar ente penumbras donde apenas se podía observar la entrada a una cueva. Tal situación la asombró tanto que no sintió miedo, lo único que tenía en mente era cómo regresar a su casa, en ese momento un anciano de túnica blanca, barba larga y cabellos canoso apareció junto a ella, vestía una túnica púrpura.
El hombre sin darle tiempo a preguntar le dijo que lo siguiera, la mujer obedeció, qué más podía hacer. Ambos se adentraron a la caverna, la que cuenta esto, mencionó que en las paredes había manos, por su movimientos daba la impresión que pedían ayuda. Después la cueva se ensanchó y pudo ver un gran precipicio, abajo de éste un grupo de personas siendo torturadas por seres monstruosos, aún no salía de su asombro cuando su acompañante le mencionó que estaban en el infierno.
Ella preguntó ¿Por qué le estaban mostrando a ella el infierno? Pero no le respondió, simplemente le dijo que ahí estaban todas las almas llenas de grandes pecados; el anciano con voz firme indicó que bajara a donde estaban siendo castigados estos seres, vio una pequeña pendiente escalonada y por ahí llegó hasta el lugar de estos suplicios. Sin saber cómo, el anciano de túnica blanca ya estaba junto a ella, quien señaló a donde había una mujer amamantando a un sapo, con severidad le dijo que esa mujer le quitó la vida a muchos niños y su castigo era darle alimento de su cuerpo a ese animalejo, quien cada vez que succiona le desgarra los senos.
Después le señaló a otra parte, miró a un hombre sentado sobre una piedra grande plana, se veía apacible, tranquilo, sin embargo esto no era así, pues un grito hizo que su tronco se volviera hacia adelante, entonces de su boca salieron gusanos negros grandes, quienes comenzaron a devorar sus manos, la voz del hombre barbado se escuchó y le hizo saber que ese infeliz por su boca muchos inocentes murieron, ahora de ella ya no salían palabras si no estos insectos que le comían todo el cuerpo y cuando sólo quedaba la cabeza, él se vuelve a formar y comenzaba de nuevo el martirio, así por toda la eternidad.
La que estaba viendo todo esto quería dejar ese lugar, como si entendiera su sentir, el ser de túnica blanca se encaminó hacia afuera de la cueva, enseguida la mujer lo siguió, sin embargo al salir vio un puente colgante, debajo unos dragones negros de grandes cuernos y filosas garras. Fue en ese momento que su acompañante le dijo que si pasaba el puente podría salir del lugar, si no al despertarse su esposo la encontraría muerta. Angustiada, la mujer encaminó a su pasos por la estrecha superficie, mientras hacía el recorrido se dio cuenta que entre estos reptiles había personas quemadas tratando de subir por las rocosas paredes del foso, pero era inútil.
El terror que le ocasionaba pensar en quedar atrapada en ese lugar le ayudó a cruzar, pues cada paso que daba sentía que la angustia se le iba quitando, así hasta que estuvo en el otro extremo. El anciano que había llegado antes que ella, quién sabe por dónde, el único comentario que le hizo es que ya se podía ir y de pronto apareció en su cuarto de nuevo. Al ver la hora en el reloj de pared no había transcurrido ni un minuto desde que fue llevada y traída.
Es un lugar donde van las personas que se alejan de Dios.
Sobre el tema, expertos en religión coinciden en el infierno como un lugar de castigo:
El padre Tomás Trigo, profesor de Teología Moral de la Universidad de Navarra, señala que este lugar es donde van las personas que se alejan de Dios: “El infierno es el estado de las personas que mueren en pecado mortal sin querer arrepentirse. Es el alejamiento eterno de Dios, es no querer estar con él para toda la eternidad. Esta vida va en serio, no es un jueguito en el que da igual lo que hagas”.
Por su parte Hugo Santos, pastor de la Iglesia Evangélica Metodista y profesor del Instituto Superior de Estudios Teológicos, menciona que cuando se habla de este lugar lo que se busca es crear el miedo en los creyentes: “A algunos les gusta mencionar el infierno e infundir miedo en los no creyentes bajo la amenaza del juicio eterno. Yo prefiero hablar más de esta vida, y pensarla cerca de Dios como un anticipo de una vida realizada y plena más allá de la muerte”.
Mientras que el rabino Shlomo Levy, menciona que si hiciste cosas malas necesita limpiar esa suciedad: “Si la persona hizo cosas malas en este mundo, lo que tiene que hacer es limpiar esa suciedad antes de la elevación espiritual”.