Era la mañana del 15 de enero de 2014. Aquilina se dirigió a trabajar a la tienda de perfumes en donde laboraba, ubicada en la plaza Soriana San Joaquín. Iba acompañada por su pequeño hijo, de nombre Bryan de apenas cinco años de edad, quien estuvo con ella por algunas horas.
El pequeño hizo amistad con otro menor de 13 años de edad, identificado como Luis Alberto, con quien jugó pelota por varias horas. Pero después de las tres de la tarde, su madre ya no lo volvió a ver. Los dos niños habían desaparecido y nadie sabía a dónde se habían dirigido.
La angustiada madre inició la búsqueda de su pequeño; recurrió a los vigilantes de la plaza, pero le informaron que el preadolescente se lo había llevado con rumbo a San Joaquín, por el Centro de Salud.
Acto seguido, reportó a la policía los hechos, lo que valió que se activara la alerta ámber, además de haberle dado difusión al caso en redes sociales, lo que permitió que unas personas le informaran a la mujer que habían visto a su hijo en un cibercafé en el centro, y esto permitió ubicar al muchacho que se lo había llevado.
Al ser detenido, el chamaco aseguró que había entregado al niño a un sujeto llamado Barrabás, quien realmente se llamaba Armín. Luego se supo que este individuo nada tenía que ver con los hechos, y sólo fue señalado por venganza.
La búsqueda continuó. Los padres de Bryan vivieron varios días de angustia, hasta que se dio el desenlace fatal. El cuerpo del pequeño apareció flotando en las aguas del río Grijalva.
Ante esto, Luis Alberto lo que declaró es que Bryan había resbalado y caído al afluente, y aunque intentó rescatarlo, no lo logró. Sin embargo, las cámaras de vigilancia de la zona captaron otra situación totalmente diferente. Bryan había sido asesinado por el otro menor, luego de usarlo como juguete.
Según la entonces Procuraduría General de Justicia de Tabasco (PGJ), el video revelaba que antes de ahogarse, el niño fue tirado en varias ocasiones por Luis Alberto al río, y aunque el pequeño le suplicaba que no lo hiciera, el jovenzuelo, quien vivía en situación de calle, hacía caso omiso, y repetía la acción. Hasta que en una de esas, el pequeñito ya no emerge, pese a su esfuerzo por mantenerse a flote agarrado de la plataforma del muelle.
Antes de cometer el crimen, Luis Alberto y Bryan jugaron en las fuentes saltarinas de Plaza de Armas, frente al Palacio de Gobierno, después de ello se dirigen al Malecón Carlos A. Madrazo, al conocido Paso del Macuilis, en donde ocurren los hechos.
El cuerpecito de Bryan apareció desnudo flotando en las turbulenas aguas del río Grijalva, en pleno centro de Villahermosa, después de varios días de angustia y dolor, y fue entregado a sus padres para que le dieran cristiana sepultura.