A la buena de Dios, es como viven en estos momentos de emergencia personas como Francisco Reyes Hernández, quien viaja todos los días a Villahermosa desde su comunidad de San Juan el Alto, del municipio de Jalapa, para pedir ayuda a las familias de buen corazón.
Como muchos otros, él es limosnero, de lo cual no se avergüenza, sólo que a diferencia de muchas otras personas que solicitan dinero en las calles o en los principales cruceros de la capital del estado, no tiene otra forma de llevar el sustento diario a su humilde casa, ya que es invidente.
“Perdí la vista desde hace 18 años, por lo que pido ayuda en la calle; la verdad soy limosnero, no voy a ocultarlo, y no tengo apoyo de ninguna autoridad, lo cual es difícil para mí, sobre todo ahora que está dura la situación con esta epidemia”, señala mientras recorre apoyado de un bastón la zona de Tabasco 2000.
Sus gafas oscuras y su bastón son las que a varios metros de distancia alertan a los transeúntes de ser una persona con capacidades diferentes, pero que debido a la necesidad tiene que salir de su casa para buscar apoyo para alimentos y medicina.
A sus 47 años de edad, Francisco Reyes está consciente de la problemática que se enfrenta a nivel mundial por el Coronavirus (COVID 19), pero también sabe que si no sale de su casa a pedir apoyo, nadie le llevará una despensa a domicilio.
“Está muy dura la cosa, por ejemplo hoy vine a solicitar ayuda con un medicamento, y me dijeron que fuera a buscar uno hasta Cura Huero, pero está duro, me mandaron un papel pero no tengo cómo ir a buscarlo”, expresa.
Indica que es oriundo de San Juan el Alto, en la carretera que va a Macuspana, “allá tienen su humilde casa”, manifiesta mientras sostiene con la mano un vaso donde apenas lleva 5 pesos que ha conseguido este miércoles.
Habitualmente saco al día de 100 hasta 120 pesos, pero ahora está difícil, no ha caído nada, no he sacado ni para el pasaje de regreso
Francisco desde hace 18 años perdió la vista por completo, debido a una situación genética hereditaria, ya que su mamá, sus hermanos, primos y sobrinos está en esa situación de débiles visuales y algunos invidentes.
Confiesa que están enterados que salir de sus casas es un riesgo por el Covid 19, “pero la necesidad nos obliga a salir, porque no tenemos apoyo del gobierno ni de nada, ni del municipal ni de los diputados, no nos han dado nada”.
Refiere que hace un mes a su comunidad fueron personas del ayuntamiento a pedirles la copia de la credencial de elector, pero hasta la fecha no les han dado ningún tipo de apoyo.
Sin embargo, Francisco confía en que pronto pase esta situación, aunque mientras tanto señala que seguirá viviendo a la “buena de Dios”.
“Esperamos que primeramente Dios pase todo esto, porque Dios sobre todas las cosas”, dice antes de llegar al boulevard Adolfo Ruiz Cortines, donde continúa su camino pidiendo apoyo a pesar de que hay más vehículos que transeúntes.