En este día de visita dominical, a las afueras de la prisión todo luce solitario, y es que a casi cinco meses de haberse suspendido precisamente el arribo de familias para ver a sus presos a consecuencia del coronavirus, aún, no hay fecha exacta para que finalmente se pueda dar ese esperado encuentro.
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En breve charla con un vigía, solo acertó a decir, que no hay una fecha específica para que las familias puedan accesar a la prisión en donde, es un hecho definitivo, los presos, ya quieren verlos; quieren recibir la visita; quieren pasar un fin de semana ameno. El encierro es tremendamente peor cuando todo hace indicar están abandonados, aunque no es necesariamente así.
La disposición oficial que se mantiene como medio de comunicación entre el preso y sus familiares, es mediante el envió de comida con los morraleros; envían un breve escrito, y es todo. El mensaje, puede ser gratificante o no, eso es lo de menos, pero lo que “aliviana” es que les hagan llegar alimentos y algunas cosas personales de primerísima necesidad; un jabón de baño, una pasta de dientes, detergentes y hasta papel sanitario, si se puede.
El comentario para los guardias de la prisión sobre la posible habilitación de las visitas familiares y conyugales está suspendido por tiempo indefinido, y aclaran que el comentario para todo pariente de presos que llega y pregunta, es que hasta que la Secretaría de Salud autorice.
Hoy, en semáforo Naranja, e sigue con la disposición de que aún no hay permiso para el acceso familiar, pero, de acuerdo con los informes diarios que se dan en cuanto al estado que guarda el virus en la entidad, posiblemente, en unas seis semanas más, se logre superar esta pandemia y con ello, el que los más de dos mil reos, puedan recibir finalmente la visita del ser amado.