En las inundaciones de este 2020 en la planicie tabasqueña, 4 personas han perdido la vida por ahogamiento, 3 de ellas en Jalapa y una en Nacajuca, de acuerdo a los datos del director de Protección Civil estatal, Jorge Mier y Terán; sin embargo, mucho se ha especulado sobre la cantidad de decesos que han dejado otras fechas catastróficas en el estado.
Y es que, para la mayoría de la gente cuesta trabajo creer que la inundación de 2007 en Tabasco no dejó muertos en la ciudad de Villahermosa o en otras partes del estado, debido a su gravedad.
La magnitud de la tragedia del 2007 fue comparada varias veces, incluso por las autoridades del estado, con la devastación dejada por el huracán Katrina en el sur y centro de Estados Unidos, en agosto de 2005, que cobró la vida de 1 mil 836 personas en la ciudad de Nueva Orleans.
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Incluso, el lunes 19 de noviembre, el entonces gobernador de Tabasco, Andrés Granier Melo, afirmó que “No descartamos (las autoridades) que se pudieran encontrar cadáveres, porque, desafortunadamente, el agua está a dos o tres metros en colonias muy marginadas, a las cuales no se ha podido ingresar…”, como consignó la prensa local.
La palabra que se puso de moda por aquellos días en Tabasco fue la “rumorología”. “No alentemos la rumorología” decían las autoridades y los comunicadores de radio y televisivos para referirse a los falsos rumores que circulaban de boca en boca por todo el estado, y que impactaban negativamente el ya de por sí mermado ánimo de los tabasqueños, induciendo el miedo irracional.
Había de todas las clases, e iban cambiando según se desarrollaba la emergencia. Unos decían que la presa Peñitas estaba "a punto de reventarse"; otros, que el derrumbe de Juan de Grijalva había sido provocado por el gobierno federal para taponar el río y evitar que Villahermosa sucumbiera bajo las aguas. Pero el más recurrente, el que sintetizaba todos los miedos de la población, era el que se refería a los muertos.
Empero, realmente, ¿Cuántos muertos hubo? ¿Quiénes eran? ¿En verdad los hubo?
El periodista Triunfo Elizalde publicó en el diario La Jornada: “¿A dónde llevan a los muertos que encuentran en el agua?”, se le soltó a un soldado despistado que esperaba a bordo de un camión, en el sector Gaviotas, y quien, a botepronto, dijo: “Viene la Marina y Protección Civil, y ellos lo sacan porque traen equipos especializados”.
Sin embargo, la enorme cantidad de personas que eran reportadas como desaparecidas y que eran buscadas por sus familiares en las listas de los albergues, o sus nombres difundidos a través de los medios de comunicación radiofónicos y sus fotografías en la televisión local, alentaban la sospecha de que las autoridades escondían la cifra de víctimas mortales para no seguir alimentando la “rumorología” y no alarmar a la población. Las leyendas urbanas sustituyeron entonces a la información fidedigna y las versiones oficiales.
“Está, por ejemplo, la historia de la señora que al subir el nivel del agua en su vivienda soltó de la mano a su hija por rescatar su televisión, y vio cómo la niña se ahogaba; el relato de la lancha llena de pasajeros a la que se le atascó un nylon en el motor y se hundió con toda su carga; las habladurías de las ambulancias que transportan hombres agonizantes por mordeduras de cocodrilos o las de las lanchas de marinos, ocultos por la oscuridad nocturna, levantando muertos, y las múltiples versiones de los cuerpos flotantes”.
A estos rumores se sumó el de los “misteriosos camiones militares que de noche sacaban a los muertos de la colonia Gaviotas”.
Pero lo cierto es que la primera muerte documentada, fue un caso que se enredó hasta acabar en un presunto asesinato ocurrió el 8 de noviembre de 2007.
“Tras el desbordamiento del río Grijalva que inundó el primer cuadro de la ciudad, ayer por la noche fue rescatado el primer cuerpo sin vida, víctima de la contingencia en Tabasco, aunque las autoridades no han podido determinar la causa del fallecimiento, conocidos de la ahora extinta aseguran que ésta pereció ahogada".
"Personas identificaron a la ahora extinta como Rosa María Cortina Peralta o de Romellón, de 73 años de edad, y la cual presuntamente ya había sido desalojada de la zona inundada por las aguas del río Grijalva, pero que por decisión propia, regresó de nueva cuenta a su hogar de donde ya nunca salió”.
El segundo deceso que trascendió en los medios impresos fue el de un funcionario de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), llamado Eduardo Gaxiola Quintero, quien sufrió un paro cardíaco mientras trabajaba.