"El que tiene ganas de trabajar no roba"

"Richi" a como le dicen sus amigos, desde los ocho años comenzó a vender fruta en los cruceros de la ciudad para ayudar a su familia

Raquel May Olán

  · miércoles 23 de enero de 2019

Desde las 3:00 am empieza su jornada laboral, comprando la fruta. /Carlos Pérez.

El que tiene ganas de trabajar lo hace de lo que sea y no anda robando”, externó Ricardo de Dios Morales, un joven entusiasta que desde los ocho años comenzó a vender fruta en los cruceros de Villahermosa para ayudar a su padre; siendo hoy una actividad comercial con la que mantiene a su familia.

A sus 28 años de edad, Richi (a como lo conocen sus amigos) se debe levantar a las 3:00 de la madrugada para llegar a tiempo a la Central de Abasto de Villahermosa y encontrar fruta de buena calidad, de ahí se traslada al crucero de la avenida Adolfo Ruiz Cortines, esquina con Pager Llergo para vender su producto.

No obstante, aunque es una actividad cansada pues debe estar parado todo el día ofreciendo su mercancía, indicó que no le gustaría ser otra cosa ni tampoco lamenta no tener una profesión, pues diariamente desempeña su trabajo con amor y satisfacción, agradecido por tener el medio para llevarle de comer a sus dos hijos, uno de tres y otro de siete años.

“Con que yo pueda sacar adelante a mi familia con eso estoy conforme, me gusta lo que hago y me permite darle de comer a mi hijos, no querría otro trabajo aunque se ganara más, me gusta mi tipo de trabajo y lo desempeño con gusto, aunque es matadito y caminar mucho, acabo con los pies cansados, pero me gusta", abundó.

20 años vendiendo fruta en los cruceros lo hacen experto en el oficio, y compartió con este medio de comunicación que la fruta deber ser elegida con delicadeza, pues los clientes de esa zona son exigentes.

Antes de colocarse en el mencionado crucero, Richi vendía en el cárcamo de la colonia Tamulté de las Barrancas, de donde se quitó por la abundancia de competencia, en tanto, en donde permanece actualmente hay menos vendedores.

"Yo tengo como 20 años vendiendo fruta en los cruceros, antes vendíamos en el cárcamo de Tamulté, antes que remodelaran todo el periférico. Comencé desde los ochos años y mi papá y abuelo se dedicaban a esto también, de hecho mi papá era muy conocido y yo lo ayude desde pequeño", aseveró.

Sus hijos están estudiando "dijo" y crecen rápidamente, por lo que todos los días debe dar su mayor esfuerzo para tener los recursos suficientes darles una buena vida.

“Me tengo que levantar todos los días a las 3:00 de la mañana para estar en la Central de Abasto a las 3:40 y de ahí posteriormente venir a limpiar la mandarina, a abolsarla. A las 5:00 estoy aquí limpiando y embolsando, salgo a vender como a las 8:30 o 9:00 y termino a las 5:00 de la tarde, por eso me duermo a más tardar a las 8:00 de la noche”, acotó.

Finalmente, expuso que prefiere esto a robar por las calles a como lo hacen cientos de malvivientes, que justifican sus fechorías con la falta de empleo, siendo que cuando se tiene ganas de trabajar se hace lo que sea, menos robar.