La gente pasa rápido entre la ciudad y sus mercados, que en un abrir y cerrar de ojos deja una especie de rastro deprimido sobre el asfalto de una ciudad vieja.
Lee más: Familia sin hogar forma vivienda sustentable en la calle
Las recientes crisis económicas que se han presentado como un fenómeno endémico en nuestro país, han obligado a las personas a buscar distintas fuentes de ingresos, que por muy risibles que parezcan, obligan a los ciudadanos a tomar las únicas alternativas para poder ganarse unos pesos.
Tal es el caso de Doña Leticia, un ama de casa que pasea apresuradamente en el mercado Pino Súarez con su pequeño hijo con un morral en su regazo lleno de verduras, pollo y especias.
Antes de salir del mercado público, presta atención a un viejo vendedor de lotería que se encuentra en una de las esquinas, indecisa, elige el número de un boleto, se persigna y lo compra.
“Ojalá me saque el premio mayor o aunque sea algo” pronuncia entre sus rezos, y nos comenta que todo ha subido de precio, ya no alcanza para comprar los alimentos diarios, hay poco trabajo y los que existen, son mal pagados.
Así que doña Leticia, recurre todos los días a probar suerte comprando boletos de lotería, “vivo con la ilusión todos los días de sacarme el premio mayor, creo que compramos más bien una ilusión” comenta mientras se retira con esperanza.
Mientras tanto, en la esquina del mercado, Don Leonel Castillo de la Cruz, mejor conocido como “bigotito”, cuenta algunas monedas de las pocas ventas que ha tenido en el día, nos cuenta que lleva más de 70 años vendiendo “bolita” en el mercado Pino Suárez, incluso cuando éste aún empezaba a operar.
“Empecé a trabajar a los 20 años, aquí en el mercado, un amigo me comentó una vez que vendiera fortuna, para que en mi vida no me faltara nada, entonces decidí vender boletos de lotería”, exactamente en 1952 empecé a volver millonarios a los tabasqueños”
Actualmente Don Leonel tiene 91 años de edad, originario de la ranchería La Isla, se levanta todos los días a las 5 de la mañana, para estar puntual en el mercado a las 6,acomoda su pequeño local, ordena con mesura todos los boletos de lotería, y se dispone a trabajar una larga jornada.
Nos comenta que normalmente gana al día unos 70 a 80 pesos, que si bien le va, llega a 100 pesos, “Una vez me tocó dar un premio mayor de veinte millones de pesos, raramente se lo había sacado un político que llegó a comprarme, saltó de felicidad, y me dijo:
“Me volviste más rico bigotito, viste que dios no abandona, luego se dio la vuelta y se esfumó entre la gente del mercado, ese día dí un premio millonario, pero yo me llevé a mi casa 40 pesos, desde entonces me di cuenta que como me dijo aquel político; Dios no abandona, pero tiene a sus preferidos”
Don “bigotito” nos comenta que gana más de la caridad que algunos compradores tienen con él cuando se sacan un premio, pues le dan entre 100 y 200 pesos como agradecimiento, aunque ésto no es de todos los días, nos indica.
Luego al preguntarle qué haría si se sacara el premio mayor, Don Leonel se queda pensando un momento y contesta:
“Pues la verdad ya me siento millonario, porque me ha tocado darles premios a personas que no tienen nada, y al ver la emoción y sonrisas que expresan cuando ganan un boleto, ver y hacer felices a otras personas, es el mayor pago que dios me da, esa es mi misión en ésta vida” Finalizó.