Historias de migrantes en Tabasco hay muchas, cada persona ha pasado por momentos difíciles, dos de ellas son la de los venezolanos Derbinson y Juliany, quienes a pesar de los contratiempos no pierden la esperanza de alcanzar el ‘sueños americano’ para convertirse en policías y ayudar a otros migrantes, comentaron en entrevista a El Heraldo de Tabasco.
Derbinson Arocha Utrera y Juliany Betsabé Borrero es la pareja de venezolanos, de 25 y 19 años de edad, respectivamente, quienes reconocen que han pasado varias penumbras en su migración hacia México. “Tenemos 4 días ya en esta ciudad y nos quedamos aquí para hacer el pasaje y seguir adelante, dormimos en la terminal”, señalan haciendo referencia a la Central Camionera ubicada en la colonia Casa Blanca.
“En Venezuela estudiaba la Universidad, duré un año y de policía me gradué, pero tuve que retirarme por la economía, el sueldo, el pasaje, los gastos no daban, me tuve que salir, me vine de viaje para mejorar”, comenta Derbison.
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El Darién, una experiencia desagradable
Manifiesta que fue una decisión difícil, pero no le quedó de otra: “Lo que estaba allá haciendo es estudiar la universidad, pero llegó un día en que me cansé de las cosas de Venezuela, me salí y tomé la decisión de venirme”. Una de sus peores experiencias fue atravesar la zona conocida como el Darién, en Panamá, donde muchos migrantes pierden la vida.
“Mi viaje fue tan largo que pase por el Darién, en Panamá, donde fui testigo de cosas feas, animales, personas muertas, niños, cosas que son realmente tremendas, pero pasé por 8 países ya, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala y en México ya, y lo que venga adelante”, argumenta.
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De su llegada a México ya pasó un mes, pero luego de estar a punto de cruzar a Estados Unidos, fue detenido por Migración, quienes lo trasladaron a Tabasco. Aquí viven en casitas de trapo o de cartón improvisadas, “cuando llueve nos vamos para la terminal, pero cuando está el sol o el clima está bien, nos sentamos a hablar, nos ponemos en las tiendas a abrirle la puerta a las personas, que también las personas de buen corazón llegan y nos ayudan”, comentó.
Perdió todo el dinero que traía en México
Por su parte, Juliany, piensa mucho en su familia, pero señala que no puede dar un paso atrás: “Pasamos mucho trabajo, llegamos, nos entregamos a Migración cerca de Estados Unidos, nos hicieron botar todo, nos hicieron regresar hasta acá, perdimos todo el dinero que traíamos”, indicó.
Su sonrisa casi adolescente trata de esconder la difícil situación en la que se encuentra: “No ha sido nada fácil, no se lo recomiendo a nadie; yo también estudié servicios policiales, me gradué y la verdad no sirve nada estar en Venezuela”.
La pareja refiere haber estudiado en la Universidad Nacional Experimental para la Seguridad (UNES), tal vez por ello aun sueñan con trabajar algún día en la policía, aunque sea de otro país, o bien en las mismas autoridades migratorias para ayudar a quienes como ellos atraviesan por esta situación de la migración.
“No es fácil; dejamos familia y todo, mamá, papá, tía, abuela”, agregan.
“Tabasco en estos momentos para nosotros es una bendición, la gente nos ayuda, pero queremos seguir adelante; en Ciudad Juárez nos ayudaron mucho, nos llevaron a un campamento, con hospital, baño, lavandero, camas, nos dieron ropa, las 3 comidas y nos ayuda para la cita ante Migración, aunque nos mandaron más lejos, y estamos empezando de nuevo”, señalan.
Como ellos, decenas de venezolanos, haitianos, hondureños, salvadoreños, e inclusive jamaiquinos se encuentran en la misma situación, durmiendo en lugares públicos y soportando las condiciones climatológicas que en estos son adversas en los estados del sureste mexicano.
Villahermosa, un refugio temporal para los migrantes
Además de los centros de atención del Instituto Nacional de Migración y de algunos lugares altruistas como el Albergue Amparito, Villahermosa se ha convertido en los últimos meses en un refugio temporal para migrantes, la mayoría de ellos procedentes de países de Centroamérica, que deambulan por la capital del estado en busca de ayuda para subsistir.
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En improvisados refugios, terminales de autobuses, paradas, parques, e incluso en los exteriores de tiendas de conveniencia, estas personas se han instalado temporalmente mientras encuentran una oportunidad, ya sea para establecerse con un trabajo o bien de continuar en su camino en busca del llamado “Sueño Americano”.
La central Camionera de Villahermosa, los camellones del boulevard Adolfo Ruiz Cortines e incluso las inmediaciones del mercado público José María Pino Suárez, son algunos de los sitios preferidos.
Inclusive detrás de las oficinas del Instituto Nacional de Migración, fraccionamientos como José Colomo y terrenos de colonias como Casa Blanca, son otros de los sitios donde eventualmente llegan a pasar la noche.
