Se llama Nahum, como el profeta Bíblico, pero se apellida Ortiz Arias. Su nombre significa "lleno de consolación". Y así, lleno de consolación o de estoicismo, permanece bajo la lluvia inclemente, un tanto ajeno a la amenaza de inundación que se cierne sobre Tabasco, al mediodía de este 2 de octubre que se perfila inolvidable.
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Mientras la presa Peñitas desfoga mil 350 metros cúbicos por segundo a la planicie tabasqueña, en plena Zona Luz, sentado en una banca, canta una canción que a mí me suena como el famoso bolero "Página blanca", pero cuya letra, de contenido religioso, definitivamente soy incapaz de reconocer.
"En la Biblia todo está escrito. Vendrán tiempos malos, dijo Jesús. Cuando las mujeres que iban detrás de él llorando, andando al Gólgota donde lo iban a crucificar, Cristo les preguntó: ¿por qué lloráis por mí? Lloren por ustedes, y por sus hijos, porque que vendrán tiempos malos...", dice pleno de convicción, al terminar de tocar.
"La señales que están en la Biblia ya están llegando... pero esto que está pasando no es una maldición de Dios... si Dios nos quisiera destruir, desde un principio, nos hubiera destruido, porque tiene el Poder, pero nos está dando, cada día una oportunidad más de buscar el camino hacia Él".
Cuenta que antes de predicar la palabra era tornero y soldador, hasta que perdió la vista. "Yo soldaba sin vidrio protector, y poco a poco me fui quedando ciego". Luego se entregó al alcohol.
"Yo fui muy vicioso, me hice teporochito. Incluso ya vivía bajo un puente con mis compas que también tomaban, que Dios los guarde. Soy tabasqueño, tengo esposa, tengo hijos, y tengo nietos..."
-¿No le da miedo irse al agua?
-¿Miedo? No. Con el favor de mi Dios, saldremos adelante...