En 2020 el Instituto de Vivienda de Tabasco (Invitab) realizó, con una mezcla de recursos estatales y federales, la remodelación de fachadas de casas en la Villa Tepetitán, perteneciente al municipio de Macuspana, tierra del presidente Andrés Manuel López Obrador. A pesar de estar catalogadas como autoproducción, la dependencia estatal decidió qué trabajos se realizarían y quien ejecutaría la obra.
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Mientras las dependencias estatales y federales destinan recursos para embellecer la villa que vio crecer al actual presidente de México, hace unos días el diputado local del PRD, Juan Álvarez Carrillo, denunció que el sistema de Salud en Macuspana está colapsado, ya que en el hospital urbano de esa demarcación no hay ni siquiera jeringas con que inyectar.
A finales del 2020, el gobierno del estado difundió que con el objetivo de rescatar el valor histórico y patrimonial de los espacios habitacionales de la población en la Villa Tepetitán, Macuspana, el Invitab junto a la Secretaría de Bienestar, Sustentabilidad y Cambio Climático (SBSCC), Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Secretaría de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas (SOTOP) y el Ayuntamiento de Macuspana, llevaron a cabo más de 400 acciones de vivienda, con una inversión superior a los 40 millones de pesos.
Sin embargo, los datos obtenidos por El Heraldo de Tabasco vía transparencia muestran por un lado que este programa solo fue manejado por el Invitab y la Conavi, sin la participación del gobierno municipal y menos de otras dependencias estatales o federales.
Las dos dependencias, el Instituto de Vivienda estatal y federal, realizaron una inversión de 49 millones 916 mil pesos para llevar el Programa de Vivienda Social a la Villa que vio nacer al actual presidente de México.
Los documentos obtenidos muestran que esta acción no estaba considerada por el Invitab durante el Ejercicio Fiscal 2020, por lo que la dependencia solicitó a la Secretaría de Finanzas una ampliación de recursos para poder apoyar a los habitantes de la Villa Tepetitán.
La solicitud fue requerida el 19 de marzo del 2020, como una ampliación del Programa de Vivienda Social 2020, y en donde la dependencia dirigida por Daniel Arturo Casasús Ruz destinaría los recursos para “que familias de Tepetitán, Macuspana de escasas posibilidades económicas, dispongan de financiamiento y subsidios para consolidar un patrimonio digno”. Como se lee en el escrito de respuesta entregado a este medio y signado por Francisco Javier Jiménez Pérez, de la Subdirección de Planeación y Evaluación del Invitab.
A pesar de la aprobación de los 15 millones de pesos una semana después de ser presentada, el Invitab terminó ejerciendo 7 millones 934 mil pesos, que, junto a los 41 millones 981 mil pesos aportados por la Conavi, benefició a 483 habitantes de la comunidad donde pasó una parte de su vida Andrés Manuel López Obrador.
En total, a cada beneficiario se le apoyó con recursos de entre los 60 mil 995 pesos y los 208 mil 842 pesos para la autoproducción, según consta en los documentos entregados por la dependencia estatal.
Pero las acciones realizadas en Tepetitán distan mucho de la autoproducción que la Sedatu define cono la “forma de producir viviendas, en la cual las familias toman las decisiones más importantes sobre el proceso: el diseño, la ubicación del terreno o el espacio a intervenir, si se va a construir, ampliar o remodelar la vivienda, qué materiales se desean utilizar y quién realizará la construcción, así como la supervisión de las actividades”.
En Tepetitán el gobierno estatal decidió por los beneficiarios. A las viviendas beneficiadas se les colocaron tejas francesas, se pintaron fachadas y se cambiaron las estructuras de las puertas y ventanas, con instalación de faroles tipo coloniales, además de construirse casas para los que necesitaban.
Cada beneficiario firmaba un contrato con el Invitab por el que autorizaba a la dependencia estatal a pagar por el proyecto de la obra a realizar, así como a las empresas contratistas que se encargarían de ejecutar las acciones en los terrenos de los beneficiarios.
Es decir, los beneficiarios nunca vieron los recursos recibidos ni tuvieron alternativas para su uso, sino que los manejó el invitab, quien decidió las obras a realizar para destacar al pueblo que desde el año 2018 cobró relevancia nacional e internacional.