En este día, se lleva a cabo la celebración en honor a la virgen de la Candelaria o Virgen María de la Candelaria, en el que se da fin al periodo navideño, luego de cumplirse así los 40 días después de la celebración de navidad, que significa el nacimiento del Niño Jesús.
Viene pues lo tradicional, en donde la celebración es con tamales y atole o hasta con café, de los que en muchos casos, este alimento es patrocinado por aquellos a quienes el 6 de Enero tuvieron la fortuna de tocarles “el niño” durante la partida de rosca de reyes.
El porqué de los tamales y atole, de acuerdo a la historia es porque nuestros ancestros llevaban a la iglesia a bendecir sus mazorcas y con ello, buscar la bendición para buenas cosechas; la multiplicación de sus granos. Sobre el término “Candelero”, es un contexto religioso que significa «luz santa que guía al buen camino».
Hoy, la “tamaliza”, es una celebración que involucra a todos; no importa la creencia o religión de las personas; es simplemente una reunión que involucra a la familia amigos, vecinos y todo ser querido.
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Se tiene que cada 2 de febrero se celebra esta fiesta del día de la candelaria; fiesta que tiene su origen en dos pasajes de la Biblia: La purificación de María y la presentación de Jesús en el templo 40 días después de su nacimiento. Es asíu que en este día se acostumbra llevar la imagen del Niño Dios a bendecir al templo y de ahí a comer tamales, los cuales aportan muchas veces ‘los padrinos’ del Niño Dios.
Pero también, hay una oración que se brinda durante un rezo, especial al Niño Jesús: Te damos gracias por tu presencia en nuestro hogar. Bendícelo y ayúdanos a convivir en paz, amor y unidad.
Niño Jesús: Tú, el anunciado por Simeón como Luz de las naciones, ilumina nuestros corazones, y ábrelos al don de la salvación.
Santísima Virgen María: Tú, que sabiendo que la espada atravesaría tu alma no perdiste la fe ni la alegría, ruega por nosotros, para que la fuente de nuestro gozo, sea la presencia del Salvador en nuestra vida.
Señor San José: Tú, el protector del Niño Jesús y de María, ayúdanos a imitarte en amarlos y servirlos más y mejor cada día. Amén.