Este viernes 3 de mayo en que se festeja a la Santa Cruz, los trabajadores de la construcción estarán de fiesta y colocarán las tradicionales cruces en las obras que no han sido concluidas para pedir porque sean terminadas sin accidentes de por medio.
Ese día se coloca una cruz en la obra –generalmente en el punto más alto, hecha con material de trabajo, y se adorna con flores y una veladora. Después de trabajar medio día, el patrón los convida con una buena comida y se tiran cohetes.
Y si el dueño de la obra no los festeja, ellos por cuenta propia cooperan para preparar una buena barbacoa, con refrescos o cerveza a fin de pasar un rato agradable entre compañeros de trabajo.
En ocasiones incluso se lleva una banda de música y se invita a familiares de los trabajadores para que celebren con ellos su día. El fin de este rito es, además de celebrar su oficio, pedir por que la obra sea conducida a buen final.
El de constructor, ha sido uno de los oficios más valorados y respetados a lo largo de la historia humana, y aunque a muchos sorprenda, también uno de los más místicos. Así que, desde cualquiera de las perspectivas posibles que lo abordes, el 3 de mayo es una fecha que, como mexicanos, haríamos bien en celebrar.
Esta fecha hace confluir una tradición ritual que se celebraba desde la época prehispánica, con una importante festividad de la religión católica –lo cual le aseguró una importante continuidad–. Por otro lado, la celebración inaugura un ciclo fundamental en la identidad cultural y ritual del país, así como su la subsistencia alimentaria y su desarrollo económico.
Pero la importancia y vigencia de este día no solo se deben conjugar en ambas tradiciones, y a vincularse a la temporada de siembra. Además, es el día en que uno de los gremios más importantes, en muchos sentidos, celebra su existencia, los albañiles, también llamados trabajadores de la construcción.