En deplorables condiciones es como se encuentra actualmente la biblioteca pública estatal José María Pino Suárez. Tanto en el exterior como en las diferentes áreas internas, la biblioteca más grande de la entidad ha permanecido descuidada en los últimos meses. El edificio que fue inspirado en la cultura maya, e incluso le valió un Bienal de arquitectura, de ser uno de los edificios más emblemáticos, imponentes y hermosos de la ciudad, luce en total deterioro.
Aunque en primera instancia el argumento es la baja afluencia que se ha tenido a raíz de la emergencia sanitaria así como el periodo vacacional, lo cierto es que los servicios de este recinto dejan mucho que desear.
Desde colecciones que no están habilitadas, hasta la falta de servicio de la cafetería y el área de fotocopiado, las funciones de la biblioteca distan mucho de lo que eran años atrás, cuando cientos de estudiantes e investigadores acudían diariamente a realizar sus consultas a dicho lugar situado en la zona Cicom.
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Encima de ello, el elevador se encuentra descompuesto desde hace tiempo y no hay modo de que pueda ser reparado. También llama la atención lo descuidados que están sus techos, y qué decir de sus exteriores que lucen enmontados, lo cual además genera proliferación de mosquitos transmisores de enfermedades.
De acuerdo a los pocos usuarios que acuden regularmente, otro de los problemas es la falta de aire acondicionado, ya que el servicio de energía eléctrica presenta diversas fallas, sobre todo por las tardes.
Cabe señalar que a raíz de la pandemia del Covid-19 ese espacio se mantuvo cerrado por varios meses, y durante los primeros días de su reapertura en septiembre del año pasado, se tenían menos de 10 visitantes al día. Sin embargo, en este primer semestre se dio una recuperación gradual, llegando a recibir entre 125 y 145 visitantes, aunque de cualquier forma los servicios no han mejorado.
Murciélagos, mosquitos y falta de higiene: Así opera la biblioteca
Empleados que prestan sus servicios en el recinto, describieron en entrevista exclusiva para El Heraldo de Tabasco las pésimas condiciones en que opera la biblioteca, además de las anomalías entre el personal. El abandono del edificio ha favorecido la aparición de murciélagos, los cuales al alimentarse de capulines, ensucian todas las mesas de la sala general y el centro de cómputo, lo que, a decir de los trabajadores, retrasa su apertura pues deben invertir tiempo en limpiar el área.
Esta situación provocó que este verano, los profesores que impartían cursos para estudiantes de primaria, secundaria y nivel superior no dieran clases, aunado a la proliferación de mosquitos debido a que la zona que colinda con la biblioteca está enmontada.
Y a pesar de que el director del lugar, identificado como Juan Carlos Méndez, tiene conocimiento de las quejas de empleados, maestros y visitantes, no ha hecho nada por resolver la situación. A este funcionario le han reportado la falta de personal de intendencia por las tardes en los baños, así como la carencia de material para realizar las labores de limpieza.
Otra de las anomalías es el elevador que se encuentra descompuesto, dando muy mala imagen ante visitantes foráneos. “Un señor quería subir a la planta alta a consultar el Fondo Tabasco, pero no sirve el elevador. No pudo subir, se le tuvo que bajar la información pero no es lo mismo, no estaba a gusto la persona; era un visitante de Guanajuato y quería investigar más, pero como no sirve el elevador no pudo subir a la segunda planta”, refirió uno de los inconformes.
De igual manera, señalan la falta de supervisión en los horarios y funciones del personal encargado de la atención al público, que “hace lo que quiere”. Así, denuncian que a pesar de que se tiene un horario establecido de lunes a domingo, éste no se cumple, ya que suelen cerrar antes de tiempo.
Por otro lado, en la sala 8 las estanterías están cubiertas por una lona ante la filtración que hay, la cual a pesar de la reapertura de actividades no ha sido reparada; al igual que la manguera que suministra agua en las áreas verdes está rota.
Los denunciantes señalan que a pesar de que se ha procedido a la venta de periódico para obtener recursos que les permitan adquirir el material necesario, no lo han hecho; “ha habido gente que ha donado material para mantenimiento de la biblioteca, pero los jefes no hacen nada, no quieren sacar nada tampoco de su bolsillo”, concluyeron.