Con el cierre en el 2018 de la emblemática Casa Mena, que por más de 70 años operó en el corazón de Villahermosa, terminó una era de negocios antiguos en el Centro de la ciudad.
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Sin embargo, aunque todavía operan algunos como la Paletería La Polar que se resisten al paso del tiempo, la modernidad ha ido acabando con empresas que hace algunas décadas eran líderes en su ramo y que aún persisten en la memoria de quienes fueron testigos de sus operaciones.
Como ejemplo de estos establecimientos, se pueden citar desde Telas Cabal, que fuera propiedad de la familia del empresario Carlos Cabal Peniche, hasta almacenes Fernández, que por años operó en el mismo sitio donde hoy funciona Del Sol, en la Zona Luz.
Aunque se podría decir que con el boom de las grandes cadenas comerciales que se dio en la década de los 90, se cambió el concepto de los locales comerciales por giro, ya que se introdujo el denominado concepto denominado “todo bajo el mismo techo”, no se puede pasar por alto que este esquema ya existía décadas atrás.
Y es que a decir del empresario Ferdussi Bastar Mérito, los almacenes de antaño vendían desde una pieza de ropa, hasta un kilo de cacao e inclusive tenían artículos de ferretería. De cualquier forma, la irrupción de las cadenas de autoservicio ha ido desde entonces provocando el cierre de pequeños negocios que por años dominaron el panorama económico de la capital tabasqueña.
De inmediato salta a la vista como ejemplo de esto, el llamado Café del Portal, que se situó por décadas frente al Palacio de Gobierno. En realidad su historia se remonta a 1911 cuando esta propiedad fue adquirida por el señor Mariano Olivera, juez del Registro Civil y catedrático del Instituto Juárez, construyó el portal de arcos ojivales que le caracterizan y que ocupa el área de banqueta.
De acuerdo al sitio “De Tabasco soy”, el Café del Portal tuvo una enorme popularidad en las décadas de los 50 y 60, ofrecía servicio de restaurante y se realizaban bailes en su terraza con música de la orquesta de Manuel Pérez Merino El 6 de abril de 1971 el inmueble pasó a ser propiedad de la familia Fernández Priego y actualmente es protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Pero si se habla de tiendas departamentales, no se puede olvidar a Almacenes Fernández, ubicado en la calle Juárez, con salida a la calle Madero, en el mismo lugar en donde hoy opera Del Sol. Como principal característica tuvo el hecho de ser el primer local que contó con escalera eléctrica.
“Almacenes Fernández es hoy Del Sol, pero también estaba Almacenes Rodríguez, de Joaquín Vera; y si seguimos en la misma calle de Madero, estaba Telas Cabal, que fue un comercio muy exitoso; también recuerdo las zapaterías Tío Beto y zapatería Don Luis”, comenta Bastar Mérito.
El expresidente de la Cámara Nacional de Comercio, y en cuyo honor la sala de sesiones de la Canaco lleva su nombre, comenta que otro grupo empresarial importante fueron los Manzur. “Los encabezaba Don Alejandro, después su hijo Tito, y tenían comercios y abarrotes, de ahí salió el hotel Manzur”, indica. Aunque en el giro de hoteles aún se puede observar en la calle Constitución el edificio que albergó el hotel San Rafael, ideado para ser de primer nivel, ya que contaba con todos los servicios y comodidades.
Recuerda que también había librerías como La Academia, de don Carlos Fidias Sáenz; y farmacias como la de Ramiro Chávez robles, una persona muy estimada; “también había panaderos como Carlos Compañ Requena, que habia galletas y pan, y galletas saladas que llevaban los barcos; negocios como estos ya casi no existen”, manifiesta.
En cuanto a restaurantes, reconoce que casi no había muchos en la ciudad de Villahermosa, pero los pocos que había eran de buena calidad. “Recuerdo uno que se llamaba Casa vieja, o Casa veccia que estaba por el Instituto Juárez, que era muy bueno; el Club de Pesca fue más reciente, casi no habia restaurantes en Villahermosa, eran fondas en la antigua Villahermosa”, expresa.
Mientras que en el rubro de ferreterías, no se puede olvidar a un negocio que se llamó G. Benito, que estaba en 27 de febrero y Aldama; “era ferretería y almacén, de todo, porque antes los almacenes era de todo te vendían desde farmacias hasta ropa, además las antiguas tiendas que habían en Villahermosa vendrían cacao y funcionan como bancos, refaccionaron a su clientela, y compraban y vendían todo”, afirma don Ferdussi.
A sus 87 años recuerda también la Paletería La Polar, que se inauguró en 1949, los propietarios: doña Anita Tosca Fuentes y su esposo. Ellos manejaron la paletería aproximadamente 20 años y traspasaron el negocio al hermano de doña Anita, don Sebastián Tosca Fuentes a finales de los años 60.
Por otra parte, en el blog denominado Crónicas de Villahermosa, el administrador Unknown, refiere que en los primeros años de la década de los 70´ Villahermosa todo el comercio se realizaba en el primer cuadro de la ciudad y mantenían su apogeo tiendas tradicionales de los más diversos sectores.
Para quienes caminaron por sus céntricas calles es difícil no recordar la zapatería Grijalva, la zapatería Cadena, o el 8 más grande de Madero, así como los Almacenes Fernández con su modernísima para esos años escalera eléctrica.
Telas Cabal y súper Su Casa eran referencia obligada en cualquier visita al centro de la ciudad, mientras que en el giro farmacéutico, las Farmacia La Mejor, Zentella y Caballero eran muy concurridas así como la farmacia Marina. Otros nombres de negocios que desaparecieron fueron la panadería El Molino, situada en los portales frente al Palacio de Gobierno, donde hoy se encuentra un banco; además de los cines Tropical, Galán y Sheba, que aun sigue de pie aunque sin operar.
Pero también se encontraban empresas como Almacenes Domínguez y Ofilínea, que por años fueron líderes en el ramo de papelería y venta de artículos para oficinas. Cabe señalar que antes de que irrumpiera las grandes cadenas comerciales, hubo empresas de autoservicio importantes como Bonanza, Super Tu Casa, almacenes Celorio y Mi súper, de la familia Sibilla, establecimiento que al igual que Ripimex operó varios años en la popular colonia Atasta.
Estos establecimientos comerciales permanecen en la memoria de los tabasqueños y de quienes formaron parte de ellos, ya sea como clientes, empleados o proveedores.