El Día del Niño no es igual para todos. Mientras muchos salieron este viernes por una pizza, a comprar juguetes o simplemente a convivir al parque, otros tienen que trabajar y llevar con ellos a sus pequeños para cumplir con su jornada laboral.
Este es el caso de Angélica “N”, una madre joven que desde hace 7 años vende el pozol que ella misma hace en los alrededores del parque Tomás Garrido Canabal: “yo aquí ya tengo siete años; aquí venimos desde temprano hasta las seis de la tarde; traigo a mi niño Samuel de 4 años, me acompaña todo el día, ya que es el más pequeño”, acotó.
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La mujer originaria de San Cristóbal, Chiapas, es madre de otros tres hijos de 10, 8 y 5 años, quienes están en casa esperando a que su esposo y ella lleguen por la tarde.
Mientras tanto, el pequeño Samuel “ está dentro del triciclo; sólo unos centímetros le permiten acomodarse junto al bote de 80 litros de pozol, que está frio y con mucho hielo.
Al preguntarle a Angélica cómo es la jornada con su pequeño Sammy, comenta: “aquí vengo con él; ahorita está en el triciclo, pero ya al rato se baja a jugar, tengo que estar muy al pendiente, veo muchas familias que llegan aquí al parque”.
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Detalló que en su caso, sí sabía que es el Día del Niño, pero sólo lo ve como un día en que muchas familias llegan al parque y puede tener buenas ventas: ”nosotros no celebramos. Trabajamos como todos los días, no tenemos para los juguetes de nuestros niños, así que no tenemos otra opción”, finalizó.
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