Seguramente recuerdas esta frase todas las mañanas cuando tus abuelitos o tus papás escuchaban la radio: “Audiencia pública: El tremendo juez de la Tremenda Corte va a resolver un tremendo caso”; era una frase icónica que marcaba el inicio de una comedia de humor cubano que se transmitió ininterrumpidamente por este medio durante tres décadas, de 1942 a 1961.
Durante ese tiempo se dice que se grabaron alrededor de 360 episodios, los cuales eran escuchados a nivel internacional. Posteriormente, este programa producido en La Habana, y cuyos guiones eran escritos por Cástor Vispo, fue llevado a la pantalla chica en Monterrey, Nuevo León, pero sólo se produjo por tres temporadas y media que abarcaron de 1966 a 1969.
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Conocedores en la materia consideraron a La Tremenda Corte como la mejor comedia radiofónica producida en Latinoamérica en aquellos años.
La Tremenda Corte es un ícono y un referente del viejo humor cubano, y representa el humor en su grado extremo: el típico humor cubano de una etapa más intelectual, rico en originalidad.
Sus orígenes se remontan al teatro costumbrista cubano de las primeras décadas del siglo pasado, y aunque sus cientos de programas grabados se repiten cada año, no resultan para nada aburridos y siempre logran sacarnos una sonrisa.
Basados en la vida real y cotidiana del cubano, los libretos del clásico de la radio representan uno de los factores que lo mantienen aún vigente entre el gusto del público.
Lo anterior, sumado a la chispa de sus simpáticos y auténticos personajes y los creativos juegos de palabras y versificaciones del juez al dictar la sentencia, lo convierten en un programa sumamente ameno.
¡Venga la sentencia! El desarrollo de la historia
Las historias abordadas se desarrollaban en un juzgado, y planteaba situaciones en donde su protagonista, José Candelario Tres Patines había hecho víctima a Rudesindo o a Nananina de alguno de sus robos, engaños o pillerías, por lo que lo acusaban ante un juez de la corte, en donde por cerca de quince minutos se iba desarrollando la acusación y la exposición de hechos.
Los temas cotidianos giraban en torno a los malentendidos que el mismo Tres Patines provocaba con sus juegos de palabras, tergiversando siempre a su provecho el doble significado que algunas frases pudieran tener.
Al final, este singular personaje era siempre el culpable, importando poco los argumentos que él mismo pronunciaba para defenderse. El veredicto siempre ocurría de modo inequívoco por el cual el sinvergüenza de Tres Patines purgaba una condena en días o pagaba una multa.
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La Tremenda Corte demuestra que el buen humor no hace referencia al tiempo. Solo basta darle un nuevo vistazo al programa para darse cuenta de su actual vigencia, sin recurrir al morbo o a las palabras altisonantes.
Además de seguirse escuchando en algunas estaciones de radio, a manera de homenaje La Tremenda Corte fue llevada al teatro, y el próximo 16 de septiembre se presentará en la ciudad de Villahermosa.